Pasos de Gutenberg
Soldados de Salamina
Javier Cercas
TusQuets
Por Daniel Salinas Basave
A menudo suelo desconfiar de aquellos libros que presumen cientos de miles de ejemplares vendidos. De inmediato imagino que en sus páginas hay dosis elevadísimas de melcocha comercial o cierta vibra hollywoodense.
La última gran decepción de esta naturaleza me la lleve con la Reina del Sur de Arturo Pérez Reverte y para ser honesto, luego de ese error, me sentí vacunado contra las luminarias editoriales.
Por ello, cuando empecé a escuchar toda clase de elogios sobre Soldados de Salamina de Javier Cercas, de inmediato puse una involuntaria barrera de desconfianza. Máxime cuando me enteré que la novela de este narrador español fue llevada al cine.
Pero aún así, confieso que caí en la tentación y de pronto, la noche de un viernes, ya estaba empezando a leer Los amigos del bosque, título de la primera parte de esta novela.
En esta primera parte, Javier Cercas recurre a una fórmula muy en voga en los útlimos años entre algunos narradores españoles: elaborar una novela sobre la creación de la novela misma.
Cercas nos cuenta su versión, ficticia, real o mixta, sobre las circunstancias que lo llevaron a escribir Soldados de Salamina.
Todo empieza cuando Cercas, un periodista que pasa una difícil etapa de su vida, entrevista al hijo de Rafael Sánchez Mazas, ideólogo y fundador de la Falange en España.
La gran leyenda que gira en torno de Sánchez Mazas, es el hecho de haber sobrevivido a un fusilamiento masivo ejecutado por milicianos antifascistas en los últimos días de la Guerra Civil en 1939.
En torno a este hecho, elevado a la categoría de mito con el pasar de los años, Cercas comienza una indagatoria entorno a este personaje que lo lleva a entrevistarse con todas aquellas personas que de una u otra forma estuvieron relacionados con la aventura del falangista.
Y es tan ameno Cercas para narrar, que sin darme cuenta, ya había leído 74 páginas en los que la trama era la elaboración de la novela misma, una tradición que emerge desde el Quijote. No hay que olvidar que en la segunda parte de la obra, Miguel de Cervantes dedica muchas páginas a crear ficción en torno a la escritura misma del Quijote. Javier Marías experimentó algo similar en Negra espalda del tiempo y ahora Cercas apuesta por la fórmula con buenos resultados.
Es hasta la segunda parte del libro, titulada Soldados de Salamina, cuando el narrador empieza a contarnos, ahora sí, la historia de Rafael Sánchez Mázas siguiendo el orden lineal de una biografía convencional.
Entonces el lector salta de la historia de un periodista curioso y errático de 1994, a la España republicana de 1930, donde anarquistas y fascistas empiezan llevando sus radicalismos a simples discusiones de cantina o café hasta que un día, se dan cuenta que gracias a la acción de la Falange se odian a muerte y que el único camino posible es el de la sangre.
Ahí encontramos a Sánchez Mazas, lector voraz, con afanes de poeta, nostálgico de la grandeza grecoromana, sembrando las semillas ideológicas de lo que sería una de las guerras fraticidas más crueles del Siglo, génesis de una dictadura de 40 años.
En la tercera parte, Cercas regresa a escribir la novela sobre su novela, aunque la perspectiva del lector ha cambiando. El pasado se vuelve mutante.
Al final el sabor de boca es más que bueno y acepto que aunque no son casos muy comunes, es posible encontrar una novela con más de 400 mil ejemplares vendidos que no esté peleada con la imaginación y la calidad literaria.
Soldados de Salamina
Javier Cercas
TusQuets
Por Daniel Salinas Basave
A menudo suelo desconfiar de aquellos libros que presumen cientos de miles de ejemplares vendidos. De inmediato imagino que en sus páginas hay dosis elevadísimas de melcocha comercial o cierta vibra hollywoodense.
La última gran decepción de esta naturaleza me la lleve con la Reina del Sur de Arturo Pérez Reverte y para ser honesto, luego de ese error, me sentí vacunado contra las luminarias editoriales.
Por ello, cuando empecé a escuchar toda clase de elogios sobre Soldados de Salamina de Javier Cercas, de inmediato puse una involuntaria barrera de desconfianza. Máxime cuando me enteré que la novela de este narrador español fue llevada al cine.
Pero aún así, confieso que caí en la tentación y de pronto, la noche de un viernes, ya estaba empezando a leer Los amigos del bosque, título de la primera parte de esta novela.
En esta primera parte, Javier Cercas recurre a una fórmula muy en voga en los útlimos años entre algunos narradores españoles: elaborar una novela sobre la creación de la novela misma.
Cercas nos cuenta su versión, ficticia, real o mixta, sobre las circunstancias que lo llevaron a escribir Soldados de Salamina.
Todo empieza cuando Cercas, un periodista que pasa una difícil etapa de su vida, entrevista al hijo de Rafael Sánchez Mazas, ideólogo y fundador de la Falange en España.
La gran leyenda que gira en torno de Sánchez Mazas, es el hecho de haber sobrevivido a un fusilamiento masivo ejecutado por milicianos antifascistas en los últimos días de la Guerra Civil en 1939.
En torno a este hecho, elevado a la categoría de mito con el pasar de los años, Cercas comienza una indagatoria entorno a este personaje que lo lleva a entrevistarse con todas aquellas personas que de una u otra forma estuvieron relacionados con la aventura del falangista.
Y es tan ameno Cercas para narrar, que sin darme cuenta, ya había leído 74 páginas en los que la trama era la elaboración de la novela misma, una tradición que emerge desde el Quijote. No hay que olvidar que en la segunda parte de la obra, Miguel de Cervantes dedica muchas páginas a crear ficción en torno a la escritura misma del Quijote. Javier Marías experimentó algo similar en Negra espalda del tiempo y ahora Cercas apuesta por la fórmula con buenos resultados.
Es hasta la segunda parte del libro, titulada Soldados de Salamina, cuando el narrador empieza a contarnos, ahora sí, la historia de Rafael Sánchez Mázas siguiendo el orden lineal de una biografía convencional.
Entonces el lector salta de la historia de un periodista curioso y errático de 1994, a la España republicana de 1930, donde anarquistas y fascistas empiezan llevando sus radicalismos a simples discusiones de cantina o café hasta que un día, se dan cuenta que gracias a la acción de la Falange se odian a muerte y que el único camino posible es el de la sangre.
Ahí encontramos a Sánchez Mazas, lector voraz, con afanes de poeta, nostálgico de la grandeza grecoromana, sembrando las semillas ideológicas de lo que sería una de las guerras fraticidas más crueles del Siglo, génesis de una dictadura de 40 años.
En la tercera parte, Cercas regresa a escribir la novela sobre su novela, aunque la perspectiva del lector ha cambiando. El pasado se vuelve mutante.
Al final el sabor de boca es más que bueno y acepto que aunque no son casos muy comunes, es posible encontrar una novela con más de 400 mil ejemplares vendidos que no esté peleada con la imaginación y la calidad literaria.