Rehén de la lluvia
Anoche la lluvia me tomó rehén- Salí del trabajo a las 19:30. La Vía Lenta estaba anegada. Quedé atrapado entre filas de desesperados automovilistas dentro de un charco que casi tapaba las llantas. Más de 45 minutos transcurrieron y solo había recorrido el tramo que va del puente Buena Vista a la gasolinera. Así que seguí las enseñanzas de Fito Páez. Al lado del camino, más entretenido y más barato. Me estacioné afuera del Am, compré unas deliciosas Heineken y unas nutritivas papas sabritas. Pu-se un tape de Nine Inch Nails y me dediqué a leer “La materia del deseo” mientras miles de automovilistas yacían sumergidos en el caos diluviano maldiciendo su suerte y rogando por un Arca de Noe que los rescatara de la furia del pérfido Jehová. Pasé casi dos horas estacionado bebiendo mis chelas.Los se muy bien: No hay mal que dure cien años. Pasadas las 22:00, el tráfico comenzó a fluir y yo regresé al camino.
De lagrimas y santos
De lágrimas y santos es una excelente lectura para estos días santos. Un retiro espiritual en Viernes Santo acompañado de Cioran y unos pomitos de un buen tinto, ayudarán a este pobre mortal a tutearse con los enigmas del Absoluto.
He aquí tres citas de dicho libro nomás para que se vayan dando un quemón:
“Si la verdad no fuera tan aburrida, la ciencia habría eliminado rápidamente a Dios. Pero al igual que los santos, Dios es una ocasión de escapar a la abrumadora trivialidad de lo verdadero”.
“Hay en la obsesión de lo absoluto un gusto por la autodestrucción. De ahí la fascinación que ejercen el convento y el burdel. Celdas y mujeres por todas partes. El asco de vivir crece tanto a la sombra de las santas como de las putas”.
“Todos los nihilistas tuvieron problemas con Dios. Una prueba más de la vecindad con la nada de la divinidad. Habiéndolo profanado todo, no nos queda más que destruir esa última reserva de la nada”.