Encafetalado
Casi nunca escribo el blog desde casa, pero esta es una noche atípica. De entrada estoy escuchando una rolita del Cristo Pudríendose, concretamente First field of the battle. Ya sigue King of the stellar war. Versión en vivo. Concierto en Kracovia Polonia, la tierra del Potatoe Juan Pablo II.
El Cristo Pudriéndose (Rotting Christ pa los compas) es el gran abanderado del metal griego. De inicios absolutamente blackmetaleros, pasaron a un gótico muy cachondo con el Dead Poem, uno de mis discos favoritos. Más tarde retomaron el estilo black pero con dos tres ondas electro. Estos helenos tuvieron a bien tocar en Monterrey por ahí de 1995, concretamente en el Teatro Guadalupe.
Luego de esta breve introducción musical que no tiene otro objeto más que ambientar al improbable lector, procederé a narrar ciertas novedades.
Por la mañana, en la Casa del Mole, una larga, larguísima charla de café con Pedro Ochoa, agregado cultural en el Consulado Mexicano en San Diego y hermano de Arturo Ochoa, quien mañana cumple siete años de haber sido asesinado mientras corría en el Crea de Tijuana.
La cuestión es que me encafetalé. En verdad tuve una sobredósis de cafeína luego de tres horas de ver mi tasa llenarse a cada arribo del mesero. Acabé, como dicen en el pueblo, cornolio. La cafeína es potente.
Después llegó Martiniano Valdez, la persona que esuchó las últimas palabras del ex delegado de la PGR antes de que cayera asesinado a tiros.
Reconstruí la historia en forma narrativa. Chance y la subo al Eterno Retorno y hago una excepción en mi propósito de no contaminarlo con parafernalia periodística.
Etílica solidaridad
Ante todo quiero públicamente señalar que estoy totalmente de acuerdo con lo señalado por PG Beas y decir que justifico plenamente su intención de no comprar nuestro producto periodístico.
Y aprovecho este espacio para intentar liberar a mi persona de toda responsabilidad en la campaña anti etílica y jurar que no he escrito una sola letra de ese reportaje.
De hecho en esa redacción casi no hay abstemios. Por lo que a mi respecta, es bien sabido que soy alcohólico. No es confesión, arrepentimiento, ni motivo de orgullo. Es simplemente una realidad que debo aceptar. He superado muchos vicios a lo largo de mi vida , pero Dionisio siempre ha estado a mi lado. Por cierto, ahora mismo me estoy refinando una copita de Blanc de Blancs. SALUD. Siguiendo el consejo de mi querido Baudelaire, he pasado mi vida en busa de la tercera ´persona creativa que yace chapotenado en una copa de vino. El súcubo de la uva se ha apoderado más de una vez de mi espíritu. Lo dionisiaco, dice Nietzsche, precede a la civilización y está bajo ella, es la dimensión amenazadora y a la vez seductora de lo mounstroso. Nietzsche entiende lo apolíneo y lo dionisiaco (cito a Safranski) como rasgos artísticos del estilo. Apolo es el Dios de la forma, de la claridad, del contorno fijo, del sueño claro y sobre todo de la individualidad. Son apolíneos la arquitectura, la escultura, la arquitectura, el mundo de los dioses homéricos, el espíritu de la épica. Dionisio en cambio, es el dios salvaje de la disolución de la embriaguez, del éxtasis, de lo orgiástico. La música y la danza son sus formas preferidas. El estímulo de lo apolíneo está en que no se olvide en ningún instante la artificiosidad dejando a salvo la conciencia de la distancia. Pero en las artes dionisiacas desaparece el límite. El arrebato por la música, la danza y otros productos artísticos de encantamiento, pierde la distancia.En la embriaguez se pierde la conciencia de la misma. Es lo más cercano al Carpe Diem absoluto. El visionario dionisaico no se ve desde fuera. Se entrega en salvaje cópula con el instante. El mundo está lleno de apolíneos. Yo soy dionisiaco. Decir no a los arrebatos dionisiacos de una cultura es tratar de sepultar a la cultura misma. Máxime tratándise de la civilización de los tijuanos, un pueblo dionisiaco como pocos. Así las cosas, solo me queda solidarizarme con PG Beas en su oposición a esta campaña. El Universo necesita a Dionisio para mantener su psique en equilibrio.