Kioto…allá vamos!!
No fue cosa sencilla. Nada sencilla. De hecho no sé cómo es que estamos arriba de este tren que en teoría nos lleva a Kioto. Esto es un bosque de criptogramas, una digital cartografía hermética que no me es dado comprender. De pronto irrumpió un tren que decía Kodama y yo dije: “el buen Georgie Borges creyó encontrar el Aleph en ese vagón y lo abordó en su senectud”. Lo que no imaginé es que también nosotros debíamos abordar ese mentado tren que debía decir Kioto y no Kodama. La clave secretaera un color rojo que Carol De Hoyos alcanzó a distinguir. Debimos abordar hace 21 horas pero el tifón trastornó la perfección del engranaje ferroviario nipón Ahora el tren bala es una flecha atravesando la isla.
Kioto…allá
vamos!!