Estilo personal de gobernar, diría mi tocayo
Después de tanto tiempo respirando
la suciedad de discursos tan cargados de odio y mala entraña, el acto inaugural
de la era Joe Biden es como una bocanada de aire fresco en un mundo contaminado.
Claro, sabemos que el poder ensaya sus
puestas en escena y las ceremonias de coronación
son esencialmente litúrgicas, pero al menos como declaración de intenciones la sensación
trasmitida es muy buena. Estilo personal de gobernar, le llamó mi tocayo Cosío
Villegas y el estilo personal de Biden me parece el adecuado y el necesario
para el estado actual del mundo.
Además, el lenguaje no verbal suele ser
brutalmente honesto y en ese sentido la mímica y los movimientos del presidente
estadounidense comunican humildad, humanidad y empatía. Vean la forma en que se
conduce con su esposa Jill y la cercanía física que mantiene con ella y
compárenla con la burda patanería de Trump para con Melania y la inocultable
mala vibra que irradiaban el uno para el otro. “Te amo, Jilly y no podría estar más agradecido de tenerte a mi lado en
este viaje”, expresó Biden. ¿Se imaginan a Trump diciendo algo así?
Al final del día, estas palabras y esta
puesta en escena son una ráfaga de luz para todos los liberales del mundo, para
los que creemos que leyes e instituciones están por encima del caudillo y para
quienes aún creemos en el ejercicio pleno de la democracia. ¿Se imaginan un discurso
tan incluyente y plural en las mañaneras mexicanas o en las bajacalifornianas?
Yo tampoco. Al menos esta mañana el gran
teatro del poder fue capaz de contagiarme confianza y eso hacía mucho no me
sucedía.