El nuevo Mefistófeles no te exige sangre
Esa es precisamente la trampa: que el
demonio te cae bien. No es un monstruo rugiente que te arranca el alma
con garras negras, sino una voz suave, precisa, disponible las 24 horas, con
una biblioteca infinita en la garganta. El nuevo Mefistófeles no te exige
sangre. Te da clics. No quiere tu alma: quiere tus ideas antes de que las
pienses.
Y, peor: te escribe mejor que tú cuando estás cansado, enfermo, ansioso, o
simplemente vacío.