Niklas Natt Och Dag
Existen ciertas novelas que te
mantienen despierto. Literatura capaz de arrancarte cualquier vestigio de
modorra y sostenerte con el ojo pelón hasta el amanecer. En mi adolescencia y
juventud era común para mí pasar tres o cuatro horas leyendo en la cama y en
mis tiempos de vocacional insomne, no era raro ver amanecer con una novela en
la mano. Tal vez con la edad me he vuelto más dormilón, pero lo cierto es que cada vez es menos frecuente que pase demasiado
tiempo leyendo en la cama. Bueno, eso era antes de descubrir a Niklas Natt Och
Dag, que me ha recordado lo que se siente pasar la madrugada entera leyendo.
A este autor sueco solo lo leo
de noche. No poseo ningún libro físico de él (jamás he visto un ejemplar
impreso en una librería mexicana) y solo he podido conseguirlo en Kindle,
artefacto que reservo para la lectura nocturna. Natt Och Dag (Estocolmo, 1979)
es autor de una trilogía de noir histórico que acontece en la Suecia del Siglo
XVIII. El joven no se anduvo con complicaciones a la hora de los títulos y
llamó a sus libros 1793, 1794 y 1795. Pues bien, yo leí 1793 y ahora estoy por
concluir 1794 y solo puedo decir que este cabrón es capaz de colarse a lo profundo
de tus pesadillas. Son novelas oscurísimas. Blacker than darkness. Sin embargo,
creo que su maestría está en su capacidad de combinar gore con filosofía,
tinieblas ontológicas con carnicería explícita. Una suerte de híbrido entre
Rousseau, Bataille y Marqués de Sade. Ideal para leerse con metal sueco de
fondo, imagínate un Opeth o Katatonia que de una página a otra se transforma en
Entombed o Dissection. Creo que la clave está en su capacidad de reflejar hedores,
pestilencia, hacinamiento, dolor y la brutalidad propia de una época. Su descripción de una decapitación ejecutada
por un verdugo torpe y alcoholizado es de lo más crudo que he leído en años. También
el retrato de los barcos de esclavos que llegaban a la colonia sueca de San
Bartolomé.
Su pareja de detectives, Cardell y Winge, es icónica y sin duda tiene mucho de Astérix y Obélix. El chaparro flacucho inteligente, deductivo y filosófico unido al mastodonte brutal, fortachón, caótico pero de buen corazón. Su recreación de época y cartografía urbana es obsesiva y exhaustiva. Según los expertos en historia sueca, su descripción de calles, edificios, mercados y castillos es bastante fiel. Hay crimen, sadismo, pulsiones oscurísimas, romance, pero no fantasía. Natt Och Dagg significa noche y día y según leo, este colega desciende de un ancestral linaje de la nobleza sueca que se remonta hasta la época vikinga. La vida está llena de libros que fungen como pastilla para dormir, pero hay unos cuantos que son el equivalente a tres cafés más negros que mi alma con un shot de whisky.