Eterno Retorno

Monday, November 18, 2024

Finesa Sonata

 


 

Finlandia es el país con más bandas de Metal por habitante en todo el planeta. Hay 5 millones y medio de finlandeses y da la impresión de que cada uno de ellos estudió en el conservatorio, toma un chingo de vodka, posee un espíritu taciturno e introvertido y toca en una, dos o tres bandas de Metal. Sonata Arctica es una de ellas. En la tierra de Santa Claus sobran los borrachos silenciosos, los suicidas sin aspavientos y los músicos virtuosos. Después de seis o siete semanas pasaditas de estresantes, mi cuerpo y mi alma requerían su terapia metalera. Metal Health le llamaba Quiet Riot a este noble ejercicio de purificación y yo suelo practicarlo con relativa regularidad desde 1984. No hay un día de mi vida en que no escuche Metal en cualquiera de sus variantes, pero a veces hace falta escucharlo en vivo. Carajo, para qué chingados tengo una mata tan larga si no es para sacudirla y barrer el aire con ella cada cierto tiempo. Sonata Arctica siempre me han parecido los hermanitos menores de Stratovarius. Una banda a la que le falta un escaloncito para jugar en primerísima división. En cualquier caso, este tipo veladas no abundan en nuestra Tijuana. Tenía dudas sobre si acudir o no a la tocada, pero la invitación de mi carnalazo Octavio me hizo tomar la decisión y ahí me tienes en el Black Box justo cuando la banda abridora, los cachanillas Mythril, estaban por terminar. Con todo y violín y doble guitarra, los chicalenses se despidieron con una muy cumplidora versión de Down of Victory de Rhapsody. Sonata irrumpió a las puras 10:00 y fue de menos a más. Su nuevo disco, Clear Cold Beyond, no acaba de volverme loco. Lo escuché completito varias veces camino a Mexicali y nomás no acabo de conectar. Paradójicamente, las primeras rolas en ponerme en órbita Sonatera fueron las más cursis: Tallulah, My Land y Replica. Me puse a pensar entonces en todas las bandas finesas que he visto en vivo, desde Impaled Nazarene a Nightwish pasando por Children of Bodom, Apocalyptica o los 69 Eyes. Luego me puse a pensar a cuántas tocadas he acudido con el Octa y mi conclusión es que es el ser humano con el que he compartido más aquelarres metaleros a lo largo de mi vida. No es que el Black Box sea un portento de acústica, pero Sonta Arctica trae con queso a la hora de virtuosear. Vaya, con decirte que por momentos me hicieron evocar a X Japan y eso es muchísimo decir. "Henkka" Klingenberg se luce con su Keytar y la lira de Elias Viljanen es pura escuela neoclásica. La de hoy no fue una luna llena pero casi. Igual, así menguante se las arregló para ser a su manera hermosa y recibir a la rolita más esperada y coreada de la noche: FullMoon. En cualquier caso, estaba resignado a que mi rola favorita de todo Sonata Arctica no la trocarían. Se llama The Cage, es un portento de virtuosismo powermetalero ultraveloz, pero jamás forma parte de su repertorio. Sí esperaba en cambio The Misery y me dejaron con las ganas. También me quedaron a deber San Sebastián. Al final de la velada, consiguieron antojarme un vodka mismo que bebo ahora mismo mientras pienso que ya va siendo hora de visitar Finlandia.