El cazador anti comunista que compuso Mexicali Rose
Se llamaba Jack B.
Tenney y la vida no le sonreía. Cara redonda, cejas arqueadas, frente en
expansión por la prematura calvicie y acechantes ojos inquisidores fueron la
esencia de su estampa.
Jack cargaba a cuestas
una serie de aventuras, decepciones y fracasos cuando llegó a Mexicali a los 23
años de edad.
Nacido en St Louis
Missouri 1 de abril de 1898, creció con no pocas carencias y a los diez años de
edad tuvo que mudarse a California con su familia.
Con 19 años recién
cumplidos, se enroló en la Fuerza
Expedicionaria de los Estados Unidos que combatió en los años finales de la
Primera Guerra Mundial en los campos de batalla franceses.
No cosechó gloria ni
medallas pero tampoco heridas que lo marcaran.
Sin embargo la carrera
militar no era lo suyo y al retornar a California desertó del Ejército y probó
fortuna en la música.
Un fugaz noviazgo con
una taquígrafa adolescente, Leda
Westrem, derivó en un embarazo no
deseado y un matrimonio a las carreras.
La miseria mordía y el
matrimonio era un caos mientras el joven Jack intentaba buscaba el éxito con su
propia orquesta, a la que llamó
Majestic, que se movía en forma itinerante por las carreteras del Sur de
California.
La orquesta malvivía
con lo que cobraba por noche mientras Leda lo demandaba por deserción y falta
de manutención. Su vida matrimonial se había vuelto un infierno.
En enero de 1921, Leda,
que estaba por cumplir los 18 años, murió en un accidente automovilístico.
Viudo, endeudado y con un bebé, Jack decidió ir a probar fortuna al sur de la
frontera.
La prohibición
alcohólica había matado la vida nocturna en California, ya no había salones ni
bares que quisieran contratar a un músico y fue entonces cuando el joven viudo
escuchó hablar de aquel enorme casino en medio del desierto que jamás dormía
llamado El Tecolote, en la naciente ciudad de Mexicali.
En 1922, Jack contempló
por vez primera los ojos del enorme búho destellando en la árida noche
cachanilla y entonces comprobó que la leyenda era real.
Las noches en El
Tecolote parecían ser eternas. Entre el humo perene de mil cigarros y el chocar
de infinitas copas deslizándose por una barra inacabable, Jack vio desfilar
todo el glamour y el ansia festiva que parecía haberse exiliado de California
Una pasarela de mujeres
con largos cigarros entre los dedos luciendo vestidos Chemise, Ron de Style o Ford, con peinados a lo Garcon
o Eton crop, buscando la mirada de jóvenes tránsfugas sedientos de aventura.
Actrices
hollywoodenses, aspirantes o simples cazadoras de fortuna bebían French 75 o
Whisky Old Fashioned entre los omnipresentes puros de los señores de la noche,
hombres de negocios, buscadores de talentos, gánsters y aprendices de mafiosos
que se daban cita en El Tecolote.
A Jack B. Tenney le
pagaban por tocar el piano en medio de aquel barullo en donde nadie parecía
tener interés por escucharlo.
Después de tocar unos
meses en el célebre Tecolote, Jack se marchó probar fortuna al Cabaret
Imperial, ubicado a unos metros de ahí
A menudo la inspiración
llega sin avisar y sin tocar la puerta. A veces la inspiración elige un único
momento, un solo instante de una larga vida para aparecer y materializarse
Jack B. Tenney no era un
genio ni destacaba como compositor, pero un día de 1923 fue visitado por una
ráfaga de creatividad.
En El Tecolote y en el
Cabaret Imperial le pagaban por tocar
canciones compuestas por otros músicos que eran populares en la época, sin
embargo Jack encontró la inspiración
para improvisar una tonada propia tan melancólica como pegajosa.
De repente, un joven
pianista viudo y sin fortuna, compuso una sencilla y nostálgica canción que
marcaría la esencia de una época y se multiplicaría en decenas de versiones y
en muy diversos ritmos, lo mismo en Vals que en Rock and Roll.
Una canción que
inspiraría dos películas, que daría lugar a muchísimas leyendas y que
exportaría al mundo entero el nombre de una joven ciudad veinteañera: Mexicali
Rose.
La ciudad de Mexicali
cumplía exactamente 20 años de haber sido fundada cuando fue compuesta su
canción icónica.
En 1923 Mexicali sumaba
poco más de 7 mil habitantes y se había convertido en el campo algodonero más
grande del mundo.
En ese mismo año se
instaló en el centro la Compañía Jabonera del Pacífico.
El 20 de julio de 1923
Pancho Villa era asesinado en Parral y Plutarco Elías Calles despuntaba como favorito
para suceder a Álvaro Obregón en la Presidencia
El 15 de septiembre de
1923 abrió sus puertas la icónica Cervecería Mexicali que hizo época en la
ciudad y dio de beber a varias generaciones.
Dos meses y después, el
28 de noviembre de 1923, Jack B. Tenney, de entonces 25 años de edad,
interpretaba por primera vez su recién creada canción Mexicali Rose
en el Cabaret Imperial, sin saber o siquiera intuir que había creado una pieza
que sonaría millones de veces a lo largo de cien años en muchos países del
mundo, en inglés, en español o en alemán.
¿Quién inspiró Mexicali
Rose? La leyenda romántica dice que Jack se enamoró de una joven mesera
sinaloense de El Tecolote llamada Rosa, una chica de mirada profunda que sedujo
al taciturno pianista.
El cronista Óscar
Hernández Valenzuela, afirma en su columna La Espiga que la
canción narra la relación entre un angloamericano que se despide para siempre
de su amante mexicana.
En el blog
especializado en música de Alejandro M. Albaladejo, afirma que chica que
inspiró la canción fue una humilde agricultora sinaloense que trabajaba en los
campos de Tomate en el Valle de El Fuerte y emigró a Mexicali a probar fortuna
como camarera.
En cualquier caso, Jack
Tenney registró la música a su nombre y la letra a nombre de la cantante Helen
Stone, quien por cierto fue quien pagó la primera grabación de la canción en
Los Ángeles a cargo de W.A. Quincke & Co.
El mismo Tenney trató
de restarle romanticismo a la historia y en una entrevista posterior, dijo que Mexicali
Rose no estaba inspirada en alguna mujer en particular y admitió que
registró la letra a nombre de Helen Stone, porque la cantante del Cabaret
Imperial financió su grabación.
En otra entrevista,
Jack también habló de una señora estadounidense ya mayor que tenía un albergue
para ferrocarrileros en Calexico y que solía visitar cada noche el Cabaret.
La señora solía ponerse
muy borracha e irremediablemente acababa llorando en la barra. Medio en broma,
medio en serio, la canción habría nacido para pedirle que dejara de llorar.
La inspiración de la
letra seguirá siendo una leyenda. Lo cierto es que Tenney se fue para siempre
de Mexicali y si de verdad tuvo una amante mexicana llamada Rosa, queda claro
que la dejó esperando, pues el pianista nunca volvió.
Tenney no solo dejó a
Mexicali y a su hipotética amante mexicana, sino que también dejó su carrera
musical para iniciar una carrera política.
Entró a estudiar Leyes
y en 1936 aprobó el examen del Colegio de Abogados del Estado de California.
Ganó un escaño como demócrata en el Congreso local, pero pocos años después se
pasó al Partido Republicano y se postuló para el Senado estatal, manteniéndose
en su curul por tres periodos de cuatro años.
Tenney se convirtió en
un ferviente anticomunista y fue elegido presidente del Comité de Actividades
Antiamericanas del Senado del Estado de California.
"No se puede coexistir con el
comunismo más de lo que se puede coexistir con un nido de serpientes de
cascabel", exclamó en tribuna en 1941.
En 1942 se unió al productor Walt Disney
para combatir la huelga de caricaturistas y animadores acusándolos de
agitadores comunistas antipatriotas y elaborando una lista negra de creadores
que fueron investigados y procesados.
Sin duda si viviera en
la época actual, Tenney habría sido un
ferviente partidario de Donald Trump, pero en los años 40, mientras su carrera
política se radicalizaba hacia la ultraderecha más intolerante, su Mexicali
Rose navegaba con vida propia y con muy buena fortuna.
Tenney vendió los
derechos del nombre a Hollywood por 3 mil dólares y en 1929, Mexicali
Rose fue el título de una película romántica dirigida por Erle Kenton y
protagonizada por Bárbara Stanwyck y Sam Hardy.
La película narra la hsitoria
de Rose, una joven que engaña a su marido, Happy Manning, al sostener un apasionado
romance con Joe, el crupier del casino mexicano La Mina de Oro.
Si bien la película no
fue un éxito, sí lo fueron las nuevas versiones que se grabaron de la canción
en versiones que iban del bolero romántico al rockabilly.
Vera Lynn, Burl Ives,
Al Martino, Tino Rossi, Lucho Gatica, Mills Brothers, The Lenon Sisters, Pepito
Arévalo y el actor Clint Eastwood la cantaron en diferentes momentos.
Sin embargo, las
versiones por mucho más exitosas y más tocadas alrededor del mundo serían las
de Bin Crosby, Gene Autry y el rockandrolero Jerry Lee Lewis.
Mexicali Rose no
solamente se inmortalizó como una canción con muy diversas versiones, sino que
se transformó en un nombre, una marca para designar una época y una atmósfera,
narra Gabriel Trujillo en Mexicali. Diccionario personal para uso público
Cuando una tienda, una
florería o un salón quieren evocar la nostalgia por los locos y románticos años
veinte, Mexicali Rose suele ser un nombre muy socorrido para
bautizar estos comercios desde Australia a Canadá pasando por Holanda y
Alemania, narra Trujillo
Está considerada una de
las diez canciones más representativas de la década de los veinte.
Jack Tenney siguió
adelante con más pena que gloria con su carrera política y Mexicali Rose
fue su one hit wonder, pues jamás en su larga vida volvió a componer una
canción tan exitosa.
El 28 de noviembre de
1968, el V Ayuntamiento de Mexicali encabezado por José María Rodríguez Mérida
celebró los 45 años de Mexicali Rose ofreciendo un homenaje al
viejo Jack Tenney en el teatro del IMSS, narra Óscar Hernández Valenzuela.
El político y
compositor murió casi dos años después, el 4 de noviembre de 1970. Su canción
se siguió tocando y versionando.
A casi cien años de su
composición, en 2019, la serie policiaca británica Endeavour
musicalizó su capítulo final con una versión de Mexicali Rose.
En la nueva era del
Centro Histórico, Mexicali Rose da el nombre a la zona donde su
ubican el Cine Curto y la Catedral enmarcada por un gran arco.
Más de un siglo ha
transcurrido y el juego de seducción de la Rosa de Mexicali sigue flechando
corazones. ¿Se habrán secado sus lágrimas después de tantos éxitos?
Su largo adiós parece
ser un eterno renacimiento.
Rosa de Mexicali
no llores,
Piensa que muy
pronto volveré
Y que siempre
triste sin consuelo
Cada noche y día
yo pasaré
Seca tus
hermosos ojos
Deja de llorar y
suspirar
Bésame otra vez
y estréchame
Rosa de
Mexicali, adiós