Eterno Retorno

Saturday, November 25, 2023

El fotógrafo borrachón

 


El último gran éxito de la carrera de Radel,  lo habría conseguido  al  captar las mejores imágenes de los goles de Rossi, Tardelli y Altobelli que coronaron a los italianos campeones del Mundo en  la final del Mundial España 82 en contra del pánzer germano.  Sus fotografías superaban en calidad a las de fotógrafos de Roma y Milán e incluso a los alemanes,  que contaban con cámaras mucho más sofisticadas. Para desgracia de Radel, sus históricas imágenes tomadas en el Santiago Bernabeu  no alcanzaron a lucir en las ediciones del día siguiente, porque al momento en que Dino Zoff alzaba la Copa del Mundo, Radel ya estaba demasiado borracho como para darse a la tarea de revelar y hacer llegar su material y cuando los diarios aguardaban impacientes el envío, el veterano fotógrafo yacía ahogado en la crápula noche madrileña celebrando el tricampeonato de la Squadra Azzurra.

En los corrillos periodísticos era bien sabido que Radel entraba a la cancha con una pacha de whisky oculta entre las múltiples bolsas de su descomunal chaleco. Entre lentes y rollos, el veterano fotógrafo siempre tenía un lugar especial para un pomo que iba bebiendo a lo largo del partido y que estaba rigurosamente vacío cuando el árbitro silbaba el final.

Lejos de afectar la calidad de sus fotografías, el licor parecía potencializarlas. Radel sostenía que sus mejores imágenes solían ser captadas cuando los primeros escarceos de la embriaguez empezaban a hacer de las suyas en su cabeza. El fotógrafo borrachón captaba como nadie las pinceladas artísticas del juego que a sus colegas pasaban desapercibidas.  La mala noticia es que sus neuronas alcoholizadas  cobraban la factura a la hora de comenzar con el trabajo posterior al silbatazo final, cuando llegaba el momento  del revelado y el envío.