DEAD KENNEDY
Como no queriendo la cosa, una revista me acaba de hacer
recordar que el Dead Kennedy hoy se convierte en sesentón. El tiempo corre a
velocidades dispares y aún no sé si 60 años es algo reciente o ya huele a
remota antigüedad. En cualquier caso, aún hay demasiada gente en el mundo que
recuerda con claridad lo que estaba haciendo ese 22 de noviembre al mediodía.
Tan solo imagino lo que provocaría un magnicidio de esas proporciones en 2023:
cuántas fotos y videos habría del plomazo de Oswald, cuántos incendios en
Twitter, cuántos enlaces en vivo y repentinas teorías de microondas machacadas
por patéticos influencers. 60 añitos y los States son un descomunal banquete de
pordioseros, un campo de pruebas de desquiciados francotiradores traumados, una
nación más pirada y enferma gobernada por un viejo demócrata pusilánime que
está a punto de perder el poder ante una horda fascista, mientras el planeta se
desangra en Palestina y Ucrania como entonces se desangraba en Vietnam y los
herederos de Castro siguen tronando sus chicharrones en Cuba. Los republicanos
son cada vez más santurrones, racistas e intolerantes, viles merolicos bíblicos
condenando el aborto y enalteciendo el sacrosanto derecho a disparar sus amadas
armas mientras los demócratas son cacareadores de la ridícula agenda woke y su
cultura de la cancelación. 60 añitos y lo mejor que nos dejó en herencia ese 22
de noviembre fue Libra de Don DeLillo y la música de los Dead Kennedys. Hora
de escuchar Bedtime for democracy