Donde los mapas literarios de Colombia y México bifurcan y se amalgaman
De mi primer viaje a Bogotá,
en noviembre de 2017, retorné con una mochila rebosante de literatura
colombiana. Ahí conocí el genial Hay días
que estamos idos de Andrés Mauricio Muñoz, la gran novela del barrio paisa
que es La cuadra de Gilmer Meza, la deliciosa ironía de Era más
grande el muerto de Luis Miguel Rivas y la tropical crudeza de La perra de Pilar Quintana. Frente a
mí tengo el hermoso ejemplar de Puñalada
trapera. Antología del cuento colombiano editado por Rey Naranjo, donde
leí por primera vez a Mariana Jaramillo Fonseca, a Carolina Cuervo, a Luis
Noriega, a Margarita García Robayo y a Mariana Restrepo, entre otros.
Como lector tengo mucho que
agradecerle a la literatura colombiana y a Juan Camilo Rincón le agradezco
ahora fungir como cartógrafo y trazar esta carta de navegación donde los mapas
literarios de Colombia y México bifurcan
y se amalgaman. Ríos de letras colombianas y mexicanas que desembocan en
improbables afluentes, ocultos estuarios o furiosas cataratas.