La rueda de la fortuna
La rueda de la fortuna de
la política suele ser muy ingrata y gira muy rápidamente. Hoy que el ex
gobernador de Nuevo León Jaime Rodríguez
Calderón ha caído en desgracia luciendo el uniforme de pants gris en el penal
que él mismo construyó, pocos parecen recordar cuando hace no mucho era la
máxima estrella de la política nacional. Tal vez los que tengan memoria
recuerden que el Bronco vino de gira a Baja California en calidad de súper
rockstar en el verano de 2015, cuando acababa de ganar la gubernatura, en donde
ofreció una conferencia-espectáculo en el Club Campestre con boleto pagado y
otra con casa llena en Cetys Universidad. Dado que su publicista estrella fue
el mexicalense Memo Rentería, el Bronco entró en conexión directa con no pocos
políticos bajacalifornianos que soñaban con ser candidatos independientes con
los cuales compartió una informal asesoría. Aún recuerdo cuando en casa de
Praxedis Padilla, el Bronco fue agasajado por la casta política y
empresarial bajacaliforniana en una comida donde estuvieron, entre otros, el
teniente coronel Julián Leyzaola, Gastón Luken, Carolina Aubanel, Héctor Osuna
Jaime, José Galicot, Juan Manuel Hernández Niebla y otros muchos. Nadie me lo
platicó: yo estuve ahí y tomé las fotos que aquí comparto. Eran los tiempos en
que se daba por hecho que en 2016 habría una fuerte e imbatible candidatura independiente a la alcaldía de Tijuana que acabaría con el PRI y el PAN y
el Bronco predicaba como una suerte de sumo sacerdote de la nueva
independencia. El mundo ha cambiado mucho desde entonces y ya nadie parece
acordarse de aquel con quien hacían fila para tomarse la selfie y presumir su
amistad. Me da tristeza el destino de Jaime, porque como persona me
cae muy bien y su trato conmigo, durante las semanas en que conviví con él
cuando estaba en los cuernos de la luna, siempre fue amable y respetuoso con mi
trabajo. Su pecado y su perdición fue creerse presidenciable y obsesionarse con
el 2018 antes de tomar posesión como gobernador. Debió concentrar todas sus
energías en ser el mejor gobernador de Nuevo León, pero el canto de las sirenas
lo hizo extraviar el barco. No olviden nunca lo caprichosa e impredecible que
es la rueda de la fortuna de la política y acuérdense de mí cuando muchos de
los que hoy por conveniencia navegan en la nave morenista, saltarán más
temprano que tarde del barco y negarán a su caudillo cuando caiga en desgracia.
Tiempo al tiempo.