Misterios y enigmas nos hereda el Duque- El club de lectura de David Bowie
Algo particularmente
fascinante dentro de la aventura de ser
lector, es saber que no hay dos veredas de lectura idénticas. Existimos
millones de lectores en el mundo, pero la lista de libros que has leído a lo
largo de tu vida es solo tuya. Si en tu existencia te has chutado (digamos) unos
2 mil libros, la única certidumbre es que nadie en el mundo más que tú comparte
exactamente esa misma alineación de lecturas.
Ni hablar del orden, las combinaciones y las circunstancias en que los
leíste y el efecto que causaron en ti. Poco antes de morir, el Gran Duque Blanco
David Bowie hizo pública la lista de los cien libros que marcaron su camino de
vida y modificaron su manera de ver el mundo. Bowie fue, ni duda cabe, un grandísimo lector
si bien su lista de cien libros es (como todas las listas) divinamente subjetiva
e irregular. Entre sus favoritos hay clásicos atemporales e inmortales pero también
prescindibles productos de su época de
esoterismo setentero. El periodista musical británico John O’Conell ha publicado este libro llamado El club de
lectura de David Bowie en donde ofrece un breve comentario sobre cada uno de
los cien libros mencionados por el Duque. No se trata (por fortuna) de una reseña
sobre la obra en sí, sino de un breve contexto en torno a la manera en que
dicho libro influyó en David Bowie, el momento de su vida en que lo leyó y en
qué canciones se ve reflejada su
influencia o más bien con qué rolita marida la lectura en cuestión. Así las
cosas, de acuerdo con O’Conell La naranja mecánica de Burgess se ve reflejada
en el clásico Suffragette City; El extranjero de Camus en Valentine’s Day; Lolita
de Nabokov en Little Bombardier; La conjura de los necios de Toole en Uncle
Arthur; 1984 de Orwell en Big Brother; La
Ilíada de Homero en Wishful Beginnings; El loro de Flaubert de Barnes en Who
can I Be Now; El gran Gatsby de Fitzgerald en Can you hear me; En el camino de
Kerouac en Outside; El Maestro y Margarita de Bulgákov en Diamond Dogs; El Infierno de Dante en Scary Monsters and
Súper Creeps; Madame Bovary de Flaubert en Life of Mars y así. Muchos de los libros
que encantaron a Bowie también me encantaron a mí, pero hay otros que nunca he
leído y dudo que algún día vaya a leer. En torno al maridaje de las rolas, ignoro
hasta qué punto sean deducciones por la libre de O’Conell o si obedezca a un verdadero trabajo de investigación. En
cualquier caso es muy divertido seguir el rastro de sus lecturas en su música.
Soy un lector y como tal, me encanta que otros lectores me compartan los libros
que los hicieron enloquecer. Eso sí, la
mayor interrogante y aparente injusticia, creo yo, es que entre esos cien
libros enlistados por Bowie no aparezca El Buda de los suburbios de su amigo
Hanif Kureishi, al cual le compuso incluso una banda sonora para su adaptación a
serie. The Buddha of Suburbia es el decimonoveno
álbum de Bowie y está inspirado en una obra literaria que no aparece entre sus
cien libros. Vaya, es la única obra literaria cuyo título está inscrito en su
discografía. ¿Por qué no la incluyó en pódium de los cien? Misterios y enigmas nos hereda el Duque.