Es la complicidad del humo y el descarado desafío a la sana distancia lo que reúne por vez primera al sexteto. Una vocación descaradamente suicida y chacuaca o acaso las ganas de pitorrearse en las caras de asco e incredulidad de quienes los miran charlar en insano cónclave frente al muro fronterizo. Hace falta ser muy orate e inconsciente para ponerse a compartir cigarros con desconocidos en estos momentos e infestar de nicotina unos pulmones que más temprano que tarde estarán carcomidos por el Coronavirus.
Sabina Serbio es la primera en encender su tabaco enfrentando la terquedad de la húmeda ventisca playera. Ni haciendo “casita” con las manos es posible mantener viva la llama del encendedor frente aire frío de la tarde, pero Sabina, fumarola curtida en mil batallas, se las arregla para encender el anhelado cigarro que funge como un imán demasiado poderoso para el Carnitas Mascorro, quien a más de 30 metros de distancia es capaz detectar el humo liberador y venciendo cualquier asomo de inhibición, se acerca a la desconocida para pedirle humildemente un tabaquito, que en aquellas circunstancias es lo único que puede redimirlo de las malquerencias de la vida.
Friday, April 24, 2020
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