Eterno Retorno

Saturday, April 18, 2020

Uno de los años más trágicos de nuestra historia fue 1847 y estoy seguro que si entonces hubieran existido Twitter y Facebook, los habríamos encontrado cargados de mensajes con una vibra nociva, cizañosa, conspiratoria y sembradora de discordia, muy similar a la tóxica vibra que reina en 2020. Ya me imagino cómo hubiera sido el Twitter de Santa Anna o el de Matías de la Peña. Cuando la unidad nacional era cuestión de vida o muerte, los mexicanos se enfrentaron entre sí por mezquindades. Durante 1847, cuando miles de soldados mexicanos yacían desangrados en los campos de batalla y el ejército de Estados Unidos avanzaba imparable rumbo a la Ciudad de México, estalló en nuestro país una rebelión. Dado que el presidente interino Valentín Gómez Farías se atrevió a tocar y embargar los cuantiosos bienes de la iglesia para financiar la defensa contra los estadounidenses, el clero se sublevó y financió al general Matías de la Peña Barragán para que derrocara al presidente. Santa Anna, como siempre, jugó a dos manos, hizo como que defendía a Farías pero al final apoyó a los golpistas. Aquel cuartelazo fue conocido como Rebelión de los Polkos (hay quien dice que a los soldados golpistas les gustaba bailar la polka, aunque en realidad le pusieron la mesa al presidente estadounidense Polk). Nada más para que se den una idea, en 1847 hubo seis relevos presidenciales. Paredes y Arrillaga, Manuel de la Peña y Peña, Gómez Farías, Santa Anna, Pedro María Anaya. Con la guerra a punto de perderse, en México nos seguíamos peleando entre centralistas y federalistas, liberales y conservadores (mientras Yucatán se desangraba en su propia guerra de castas), grillándonos, escopeteándonos, intrigando, saboteándonos, cada quien buscando su propio protagonismo, lucrando con la situación, jalando agua a su miserable y pichicatero molinito político. Batallas se perdieron por pleitos de egos y celos. El final de la historia ya lo conocemos: se perdió la guerra y se perdió más de la mitad del territorio. Estados Unidos derrotó fácilmente a un México dividido, fragmentado, inmerso en una inacabable guerra civil. Un México muy similar al que encuentra el Covid-19 en 2020. En mis años de vida no recuerdo un México tan enfrentado entre sí. La verdad que deprime entrar a las redes sociales, sobre todo a Twitter, y encontrarse con tantísima mala leche, un festín de intolerancia y mezquindad. Estamos inmersos en un desbarrancadero económico y sanitario y aquí seguimos en nuestros pleitos de pigmeos facciosos, metiendo zancadillas, inventando ridículas teorías paranoicas, creyéndonos sabios epidemiólogos, incapaces de reconocer nuestra absoluta ignorancia, sacando raja política, alucinando conspiraciones. Lo hecho por Ricardo Salinas y Tv Azteca es de una bajeza histórica, similar a la rebelión de los polkos y los sabotajes de 1847, pero así nos gusta jugar en las contingencias. ¿Seremos capaces de avanzar en una sola dirección al menos durante mes? ¿Dos semanas de unidad nacional aunque sea? ¿Será mucho pedir?