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Ni modo. Mandas son mandas y es preciso cumplirlas aunque duelan. Claro, después de ocho años de mata larga me siento un perfecto extraño al no palpar ya mi cabellera. Al llegar a la peluquería tuve un siniestro flash back adolescente y me remonté a los tiempos en que en la escuela me obligaban a ir de pelo corto. Estuve a punto de arrepentirme, pero el peluquero ya me había sentado en la silla de la condena y ahora debo acostumbrarme a mi nueva imagen. Prometí que si rayados llegaba a la final me cortaría la greña y bueno, aquí me tienes, cumpliendo ante la tijera.
Lo peor es que la manda no acaba aquí: si el domingo quedan campeones, también me rasuraré la barba. Ni pex, ahora sí quedaré irreconocible.
Saturday, December 28, 2019
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