No es común que alguien mencione a Horacio Castellanos Moya como su autor de cabecera o su influencia determinante y sin embargo, el salvadoreño es uno de los pocos autores contemporáneos a los que soy obsesivamente fiel y de los que suelo pepenar todo lo que se me cruza por el camino. Justo es señalar que el Bernhard cuscatleco jamás me ha dejado abajo. Desde que leí El arma en el hombre allá por el 2001, he pepenado todo (o casi todo) lo suyo y hasta ahora no me he decepcionado, pero parece que el cambio de editorial ha incluido un cambio de ritmo. Moronga es el primer libro que publica con Random House y es por mucho el que tiene un arranque más lento. Parece que el sopor y la modorra de los campus estadounidenses se ha impregnado en sus páginas. No es una mala novela, pero carece de la pulpa jarcor de las anteriores. Eso sí, lo bueno de ser un lector tan fiel de una obra completa, es que puedo captar sus guiños a personajes y escenas de anteriores novelas. Casi toda la obra de Castellanos Moya (y no solo la trilogía de los Aragón) puede leerse casi como una saga y al final tiene el sabor del reencuentro con un amigo que vuelve a recalentar las mismas anécdotas frente a un vaso de cerveza.
Thursday, September 13, 2018
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