Al momento de sentir sobre la manzana de Adán el filo de la navaja que va a degollarlo, Sergio Brabante yace con la mirada perdida en algún punto del horizonte tratando de distinguir la silueta de las Islas Coronado.
El primer destello del amanecer es apenas un presagio entre el manto de niebla y de las islas solo se adivina el brillo moribundo de un faro extinguiéndose en la lejanía.
Antes de salir a la terraza, Sergio se ha servido un nuevo vaso de Buchanas para tragarse rivotril y medio. No más coca por ahora, piensa mientras invoca el milagro de poder dormir la mañana completa y estar fresquecito al momento de la encerrona de la tarde
Monday, June 06, 2016
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