En el Siglo XXI el voceador se parece cada vez más al pordiosero, a los mil y un especímenes de crucero urbano que venden chicles, limpian parabrisas o piden cooperación para inciertas causas fantasiosas o simplemente extienden la mano sin ofrecer ni prometer nada cambio. Nunca fue el caso de Tello. Hasta hoy, último día en sus más de seis décadas y media como voceador, Tello jamás ha suplicado a nadie que le compre un periódico, ni siquiera cuando el papel sobrante hace montañita sobre el pavimento al caer la tarde. Claro, Tello ha sido la mayor parte de su vida un voceador con estrella, bendecido por la providencia o, mejor dicho, por su madre
El lugar que ocupa ha sido hasta ahora el más codiciado de la cartografía urbana tijuanense, un punto al que solo pudo acceder en su calidad de príncipe heredero de la reina de los voceadores, la que a puño pelado se abrió paso para conquistar y defender su esquina.
Tuesday, May 31, 2016
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