Ellinor Axelsson se subió a la cresta de la ola como parte del efecto post-Larsson, que inundó los aparadores de las librerías con decenas de títulos de narradores suecos, daneses y noruegos recién traducidos al español. De toda esa cofradía vikinga, Ellinor Axelsson fue la más favorecida. Sus libros, que no son tan caros ni mastodónticos como los de Larsson, pueden encontrarse prácticamente en cualquier supermercado. Su detective estrella es una mujer, más o menos de su edad, que se casa con un policía. A diferencia de la freak mutante de Larsson, la heroína de Ellinor es una dama bastante más ordinaria y creíble, que con el transcurrir de la saga se convierte en esposa y madre. Todos los crímenes ocurren en la idílica isla- balneario de donde Ellinor es originaria. Yo solamente leí o medio leí la que creo es su novela debut. Trata sobre una bella chica desangrada en la bañera. La evidencia inicial apunta al suicidio, pero ¡oh sorpresa! Resulta ser asesinato. Secretos familiares inconfesables, esqueletos en los closets de vidas prefectas y un toque narrativo inocultablemente femenino. Mis amigas me han acusado de ser un lector machista con prejuicios de género, pero hay libros que puedes leer a ciegas sin saber quién es el autor y te bastan cuatro párrafos para saber que fueron escritos por una mujer y aunque no me consta, sospecho que el grueso de los compradores de los más de cinco millones de libros que ha vendido Ellinor alrededor del mundo, son del sexo femenino. Como escritora, me queda claro, Ellinor sabe hacer su trabajo. Cuenta historias de suspenso capaces de enganchar a un gran público ávido de entretenimiento. Además, Ellinor Axelsson tiene a su favor un detalle que sin duda le acarrea seguidores incluso entre sus no lectores: es una mujer bella. No es una estereotípica modelo anoréxica, sino una madre de familia treintañera bastante guapa cuya sola presencia atraería curiosos al festival. En cualquier caso, Hamlet no andaba tan errado al creer que Ellinor Axelsson sería el gancho publicitario que daría sentido a su evento, mismo que en el momento en que intentó venderme la idea, no había aun superado la categoría de onanismo mental.
Monday, November 18, 2013
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