Eterno Retorno

Wednesday, April 10, 2013

Hay un momento en la vida adulta, cuando los días se vuelven circulares, en que el tiempo, de puro aburrimiento, empieza a correr con prisa hacia alguna parte. No sabemos si esa parte es el retazo de un sueño moribundo que aun aletea o si es el desbarrancadero final aguardando al final del camino. El caso es que la vida corre tan rápido como el camión cargado de productos agrícolas que llega cada atardecer a la central de abastos de Montevideo, solo para reanudar la ruta, encenderse de nuevo y apagarse mientras el cuerpo que va sentado en el asiento del conductor se hace viejo, se encorva, se llena de achaques y deseos tardíos. Al entrar la década de los 90 Alcides Edgardo ha cumplido treinta años y aunque no lo sabe, se ha resignado a que pasará el resto de su vida conduciendo un camión. Y lo peor es que el resto de su vida transcurre demasiado rápido. Las últimas dos décadas son un mismo día repetido en cámara rápida. Alcides Edgardo y su esposa Natalia llegan con más pena que gloria al otoño de su existencia. Sus hijos han crecido y emigrado, mientras que el viejo Estanislao, con más de ochenta años, se ha retirado a la casita campesina donde creció en Paso de los Toros. El presente se vuelve borroso, inasible, pero los recuerdos del pasado más remoto resurgen con insoportable claridad.