Nada tan mentiroso como el primer amanecer de primavera. Nada tan irreal como esta ensoñación de madrugada agonizante, de cristales empañados, de rocíos traidores.
Despertar antes que el Sol y arrojarse a la ciudad, inmerso en la alucinación de sueño interrumpido, donde cada grano de ese café más negro que mi alma es un demonio delirante, un fabulador que promete líricos desparrames y errancias por la estepa del papel en blanco.
Hoy arranca la primavera y esta tinta tránsfuga promete novelas imposibles y dibuja rostros de personajes nonatos. Ensayo el ritmo de mis diálogos con el vacío, la dulce sinfonía de hablar solo, arrojando conjuros contra el mundo real, intentando levantar el vuelo en bicéfalas aeronaves.
Hoy es el futuro y no hay para dónde hacerse. Hoy yaces en el punto de no retorno, en el sitio donde intuyes es la tierra del mucho después, más allá de la mitad del camino, cuando te resta menos vida futura que pasada.
Los días vividos son la estepa vasta y tu futuro apenas soplo incierto (una sombra- una ficción) y el mar no cesa, bajo nubes de barata escenografía surcadas por pájaros heraldos.
Cuando todo es espejismo (arte de ser decadencia) cuando todo es representación y pantomima. Cuando esta primavera se disfrace de mil y un azares y a mí me dé por olvidarme de las Idus de Marzo.
Thursday, March 21, 2013
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