Leo la bitácora final de la Feria del Libro del Palacio de Minería que me ha compartido mi colega Jaime Cháidez. Con toda franqueza, para mí son buenas noticias. Vaya, que en el país de los analfabetas funcionales donde una verdadera basura como Jenni Rivera puede ser considerada una gran artista, no parece haber un gran futuro para el libro hoy en día. Por ello me parece un signo alentador, una verdadera bocanada de oxigeno saber que hubo 153 mil 958 visitantes a un evento libresco por el que además se cobran 20 pesos. Ya si desembolsas una cantidad, por pequeña que sea, muestras tu interés. De acuerdo, es inhumano y patético hacer una fila de cinco horas, pero si hay gente dispuesta a hacerla, es que de verdad son bibliófilos. Hay que mejorar con urgencia detalles logísticos, pero si algo queda claro, es que en el DF hay lectores (y ni hablar de la oferta editorial de la capital, superior a la de cualquier lugar de la República) Algo que me llama la atención es que hubo casi tres veces más libros que visitantes, lo que me arroja que cada persona que entró a la feria, aparte de esperar y pagar cuota de ingreso, hizo compras. Vaya, la cifra me arroja casi un promedio de tres libros comprados por visitante. Otro signo alentador que me pone de buen humor, es saber que Haruki Murakami fue el escritor con más ventas. Yo hubiera jurado que el más vendido iba a ser alguna mierda cursilona tipo Paulo Cohelo o basuras semejantes o uno de tantos libros sobre los Zetas, el Chapo o la guerra perdida de Calderón, pero Murakami, les guste o no, es Literatura con mayúsculas. Vaya, una ciudad que lee a Murakami, es una ciudad que al menos se concede el derecho a la imaginación.
Monday, March 04, 2013
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