Tal vez los psiquiatras no me entiendan si me un aferro a defender que el acto de crear es a menudo un acto esquizofrénico, una invitación al desdoblamiento de otra persona que nos habita. Una, o acaso varias personas; decenas de voces narrativas habitando en la tinta prófuga de un escritor que da rienda suelta a sus obsesiones. Hay quien me ha dicho que un narrador debe encontrar su estilo y morirse en la raya con él. Yo más bien creo que el estilo encuentra al narrador y lo delata cuando sale a superficie aun involuntariamente. La voz narrativa, al igual que la huella digital, la caligrafía o el timbre del habla, es única y acaba por desnudarnos. Aunque un narrador busque ocultarse en sus heterónimos, al final su voz lo revela como un indiscreto ADN.
Friday, March 23, 2012
Tal vez los psiquiatras no me entiendan si me un aferro a defender que el acto de crear es a menudo un acto esquizofrénico, una invitación al desdoblamiento de otra persona que nos habita. Una, o acaso varias personas; decenas de voces narrativas habitando en la tinta prófuga de un escritor que da rienda suelta a sus obsesiones. Hay quien me ha dicho que un narrador debe encontrar su estilo y morirse en la raya con él. Yo más bien creo que el estilo encuentra al narrador y lo delata cuando sale a superficie aun involuntariamente. La voz narrativa, al igual que la huella digital, la caligrafía o el timbre del habla, es única y acaba por desnudarnos. Aunque un narrador busque ocultarse en sus heterónimos, al final su voz lo revela como un indiscreto ADN.
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