Eterno Retorno

Thursday, March 15, 2012








Pensamientos prófugos que lo asaltan a uno cuando el amanecer de los Idus de Marzo está por irrumpir.

Idus de Marzo han llegado ya (y aún les falta para irse) Los cuchillos se afilan en las sombras. Un asesino ha planeado cada detalle de tu muerte.

Imagina cada paso que da tu asesino y cada paso que das tú. La secuencia regresiva de los minutos hasta el instante fatal. Tu mente dispersa se pierde en las mil y un estériles batallas que conforman la historia universal de un día cualquiera. La mente de tu asesino está concentrada en ti. La noche anterior tú duermes mientras tu asesino planea. Despiertas y bebes tu café con el ánimo de quien piensa que hay futuro, mientras tu asesino ha marcado ya la hora. Has sido condenado a muerte y aun no lo sabes. El amanecer de los Idus de Marzo irrumpe lento y sin saberlo, te aprestas a vivir el último día de tu vida.

Aún no amanece. Hace muchos años a Leonardo el amanecer lo sorprendía sumergido en su ritual de artes marciales en la Gran Fraternidad Universal. Leonardo vio muchos amaneceres, pero hoy no amanecerá para Leonardo. Dimensionamos la Muerte al contemplar amaneceres. El mundo reinicia, el mundo se reinventa, el planeta inicia una vez más su movimiento de rotación, pero alguien no forma ya parte de eso. El primer amanecer de un mundo en donde ya no estás. Tu primer amanecer de fantasma.
Caigo de nuevo en el vicio de enfrentar aleatoriedad contra destino. Si las cartas marcadas de la tragedia griega son nuestra realidad, entonces el instante de nuestra muerte se ha decidido desde nuestro nacimiento y cada día de nuestra vida es un conteo final hacia nuestro instante fatal.


A veces me gusta hablarme de tú con el abismo y transformarme en cazador de lo improbable.; patinar en el borde y acariciar el vacío. Unos redimen sus inseguridades en misa, otros se entregan a la oración nocturna. Los modernos buscan respuestas en yoga y superchería oriental y juegan a encontrar mensajes de paz y conocimiento interior en palacetes vegetarianos de decoración minimalista (el iPad o cualquier producto Apple es infaltable en esa escena) A mí me da simplemente por caminar al amanecer, por buscar la dosis de improbabilidad en el ritual de lo ordinario y así empezar a charlar con mis demonios, mis omnipresentes compañeros de viaje que cada cierto tiempo me hablan al oído. Somos seres de superficies. Abominamos las profundidades. Patinamos por la vida rodeando una capa de hielo a punto de derretirse, una superficie delgada y mínima. Basta mirar tu rostro fijamente, basta que una cámara arranque tu máscara para descubrir al accidente genético que hay en ese amasijo de de improbabilidades que es tu rostro. La forma humana –ancestral y milenaria- resultado de mil y un absurdas aleatoriedades. Y ahí estás, pretendiendo conocerte, pretendiendo reflejar, acercándote al abismal vacío con los ojos vendados.