Eterno Retorno

Friday, August 12, 2011


DEMONIOS NÓRDICOS
Por Daniel Salinas Basave
¿Quiénes eran los demonios que hablaban al oído de Anders Behring Breivik la noche antes de la masacre que bañó de sangre a Noruega? ¿Qué diablos pasa por la mente de un hombre que dentro de unas horas va a asesinar a sangre fría a más de 90 jóvenes? Podríamos suponer que tuvo una noche de insomnio dialogando con sus fantasmas, repasando una y otra vez la estrategia de su crimen. Vaya, para sembrar de cadáveres una isla se requiere, por lo menos, una dosis de planeación y bastante sangre fría. Si las investigaciones policiales no andan erradas, Breivik pasó varios años planeando su crimen, aunque tampoco debería sorprendernos si nos enteramos que el carnicero de Utoya durmió como angelito y con la conciencia tranquila del buen hombre que ha de cumplir con su deber.
¿En qué momento Anders empezó a hablarse de tú con sus demonios? ¿Cuándo se dio cuenta que su deseo criminal podía materializarse? En todas las cabezas humanas, aún en aquellas de los que se dicen hombres de bien, habita por lo menos un demonio, una suerte de huésped-Thanatos que se encarga de administrar nuestro lado oscuro. Esa bestia interior tan profundamente humana puede manifestarse de diversas formas. Escandinavia está atiborrada de demonios literarios y musicales. Los espectros que habitan en las mentes de los vikingos suelen manifestarse en adictivas novelas negras y en un apocalíptico black-death metal cuyas caóticas sinfonías nos hablan del infierno en la tierra y la resurrección de paganas deidades. De entrada, debo confesarme adicto a estos dos productos escandinavos. El metal extremo y la literatura criminal-social se han convertido en marca registrada vikinga, un producto tan típicamente nórdico como los muebles de Ikea y el vodka Absolut.

Desde hace unos años mi librero empezó a llenarse de novelas del sueco Henning Mankell y desde hace más de dos décadas han retumbado en mis oídos los himnos infernales de bandas como Entombed, At the Gates, Darkthrone y Emperor. Suecia patentó el espíritu del death metal melódico en el típico sonido Gotenburgo de bandas como Dark Tranquillity o Arch Enemy, llegando hasta las virtuosas complejidades progresivas de Opeth o Tiamat. Noruega en cambio se quedó con el certificado de autenticidad del black metal más puro. Así como el auténtico tequila solo puede ser de Jalisco, el verdadero black metal sólo puede ser noruego.

Lo cierto es que la negra nieve escandinava se ha apropiado de mis madrugadas y lo cierto es que nunca un novelista negro escandinavo imaginó, ni en su peor pesadilla, un infierno como el de la isla de Utoya. La realidad hizo pedazos a la fantasía. Los crímenes de Anders Behring Breivik superaron la más mórbida imaginación de un músico black metal o un narrador policial. Los demonios nórdicos cruzaron la frontera de las pesadillas para materializarse en carne y sangre.