TIERRA BRILLANTE
Por Daniel Salinas Basave
En el lenguaje universal del arte, la alfarería ha sido históricamente el camino para reflejar el alma del México más profundo y ancestral. Las expresiones artísticas más antiguas creadas por las manos de los primeros mexicanos fueron piezas de barro. A raíz de la llegada de los europeos, el mestizaje también se manifestó en las técnicas de los alfareros. Los españoles importaron a México la técnica de trabajar la cerámica a base de plomo con estaño, técnica a su vez fusionada de las culturas romana y árabe, que por siglos dominaron la Península Ibérica. Los europeos introdujeron en América el horno árabe en el que cocían diversos esmaltes con base en el plomo para obtener los pigmentos que les daban colores como el rojo y el negro, a base de óxidos de hierro y manganeso, los verdes obtenidos del plomo y cobre, los amarillos claros e intensos, así como los colores lechosos del plomo y estaño. Desde entonces los alfareros mexicanos han hecho del plomo su compañero habitual de trabajo. Para su desgracia, también se han hecho acompañar de las afectaciones que este elemento tóxico trae a su salud. La intoxicación por plomo es particularmente grave en los niños, quienes desde muy temprana edad están expuestos a su nociva influencia. Las piezas son hermosas, cierto, pero los daños al organismo son graves. ¿Es posible transformar una tradición ancestral y optar por una técnica más sana? Tierra Brillante, un documental creado por talentos tijuanenses, lo está intentando. Tierra Brillante narra la historia de Herlinda, una mujer purépecha que ha heredado la milenaria tradición de sus antepasados, pero que ha decidido innovarla y romper paradigmas para cuidar su salud y la de su familia liberándolas del veneno silencioso. Herlinda utiliza esmaltes libres de plomo. Ella ha logrado liberar a los suyos de la contaminación, pero no ha logrado liberarlos aún de la pobreza. Aún así, ella trabaja duro por hacer crecer su taller y lograr traer de regreso a sus hermanos, a los que la miseria empujó a Estados Unidos. Producido y dirigido por los tijuanenses José Luis Figueroa, Sebastián Díaz, Ana Paola Rodríguez, Omar Foglio y David Noe Figueroa de Galatea Audiovisual, Tierra Brillante es una obra multifacética que en español, inglés y purépecha, explora una tradición artística milenaria que en pleno Siglo XXI sigue siendo el modus vivendi de pueblos indígenas. Narra también el drama de la migración, de las familias fragmentadas y de lo complicado que resulta romper paradigmas e innovar en un mundo donde lo importante es vender, aún a costa de la salud. Tierra Brillante es un documental que expone, que reseña, pero es, sobre todo, un documental que actúa, que toma al toro por los cuernos e induce una transformación que puede incidir en la vida de miles de familias que aún trabajan con plomo. Eso es lo que francamente admiro de este grupo de talentos tijuanenses; que nos pican las costillas y nos motivan a actuar, a no quedarnos cruzados de brazos. Ya nos hicieron reflexionar en una forma tan sui generis como cruda sobe nuestra ciudad en el inolvidable Tijuaneados Anónimos. Creo que si la ciudad anda en busca de talentos tijuanenses innovadores, aquí están Ana Paola, José Luis, Sebastián y compañía, que están transformando existencias. Lo que Tierra Brillante plantea es un problema de salud pública. ¿Dónde está la Secretaría de Salud? ¿Lo sabrán? ¿Dónde está el Instituto Nacional de Antropología e Historia? ¿Dónde están los créditos para apoyar a pequeños exportadores mexicanos? Francamente no sé donde están todos ellos, pero por fortuna sé donde están mis amigos de Galatea y ellos están tomando esta transformación en sus manos. De nosotros y de nuestro apoyo depende que este gran esfuerzo no naufrague.