Aquel Domingo de Pascua, 4 de abril de 2010, ha quedado marcado como un tatuaje en la vida y en los recuerdos de todos los mexicalenses y de todos los bajacalifornianos, un antes y después en la historia de la ciudad del Sol y los esfuerzos. Pasarán muchos años y sin duda todo cachanilla seguirá recordando lo que estaba haciendo ese domingo al medio día y lo que sintió cuando la tierra tembló con furia inusitada. Cierto, por ser periodo vacacional muchas personas estaban fuera de la ciudad, pero sin duda recuerdan cuando con angustia se enteraron a la distancia que la capital de Baja California había sido sacudida por uno de los temblores más fuertes de la historia del País aunque la opinión pública nacional, centralista por definición, no supo o no quiso dimensionarlo en toda su magnitud. Vaya ¿Cuántos terremotos de 7.2 grados ha habido en la historia de México? Lo cierto es que la cobertura de la prensa nacional fue miserable. Tal vez porque el terremoto, por fortuna, no tuvo un costo alto en vidas humanas que al final de cuentas es lo más importante, el tema no fue dimensionado en toda su trascendencia, dejando en un segundo plano los daños materiales. Aún así, justo es reconocer que el espíritu solidario afloró ante la tragedia y dejando a un lado el tradicional teléfono descompuesto, los colores políticos y la burocrática lentitud, los tres niveles de gobierno, los empresarios y sobre todo la ciudadanía, reaccionaron con dinamismo y compromiso y al menos por unas cuantas semanas hablaron el mismo idioma. Lo cierto es que Mexicali no es el mismo desde aquel 4 de abril
Tuesday, April 05, 2011
Aquel Domingo de Pascua, 4 de abril de 2010, ha quedado marcado como un tatuaje en la vida y en los recuerdos de todos los mexicalenses y de todos los bajacalifornianos, un antes y después en la historia de la ciudad del Sol y los esfuerzos. Pasarán muchos años y sin duda todo cachanilla seguirá recordando lo que estaba haciendo ese domingo al medio día y lo que sintió cuando la tierra tembló con furia inusitada. Cierto, por ser periodo vacacional muchas personas estaban fuera de la ciudad, pero sin duda recuerdan cuando con angustia se enteraron a la distancia que la capital de Baja California había sido sacudida por uno de los temblores más fuertes de la historia del País aunque la opinión pública nacional, centralista por definición, no supo o no quiso dimensionarlo en toda su magnitud. Vaya ¿Cuántos terremotos de 7.2 grados ha habido en la historia de México? Lo cierto es que la cobertura de la prensa nacional fue miserable. Tal vez porque el terremoto, por fortuna, no tuvo un costo alto en vidas humanas que al final de cuentas es lo más importante, el tema no fue dimensionado en toda su trascendencia, dejando en un segundo plano los daños materiales. Aún así, justo es reconocer que el espíritu solidario afloró ante la tragedia y dejando a un lado el tradicional teléfono descompuesto, los colores políticos y la burocrática lentitud, los tres niveles de gobierno, los empresarios y sobre todo la ciudadanía, reaccionaron con dinamismo y compromiso y al menos por unas cuantas semanas hablaron el mismo idioma. Lo cierto es que Mexicali no es el mismo desde aquel 4 de abril
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