Eterno Retorno

Saturday, March 19, 2011




Con los periódicos incrementos al precio de la gasolina transformados en un ritual de lo habitual en nuestra vida cotidiana, los mexicanos celebramos este 18 de marzo que el Petróleo es nuestro y de nadie más. El oro negro nos pertenece, podemos gritar henchidos de fervor patriotero, aunque debamos pagar por él un precio de diamante y llenar el tanque de un automóvil se convierta en un lujo impagable para una familia mexicana promedio. Festejar la expropiación petrolera tiene sentido si tomamos en cuenta el complicado entorno geopolítico que enfrentó Lázaro Cárdenas en 1938, cuando el petróleo mexicano era objeto del deseo de un mundo donde se intuían tambores de guerra. La expropiación tuvo sentido en el 38 porque las multinacionales petroleras se dedicaron a saquear el subsuelo mexicano a cambio de migajas y hasta el más encarnizado capitalista debe reconocer el patriotismo de “Tata” Lázaro. Lo que habría que preguntarnos, es si el “petronacionalismo” sigue teniendo sentido en 2011. No se trata de sumarse a las voces de los adoradores del libre mercado y clamar por la inmediata inmolación de esa bestia llamada Pemex en el altar de sacrificios del mundo global. Al respecto, valdría la pena decir que entre un nacionalismo férreo o una apertura total, se puede optar por una posición intermedia y vernos en el espejo del sistema mixto de la brasileña Petrobrás o la venezolana Pedevesa, que con todo y Hugo Chávez, es más flexible que Pemex. El problema es que ese no es el foco el debate. El fondo de la cuestión no es si la gasolina es un asunto de soberanía nacional. El verdadero fondo es dejar atrás la dependencia del petróleo. El Siglo XX hubiera sido inconcebible sin petróleo, cierto, pero en el Siglo XXI debemos empezar a aprender a prescindir de él, pues no es eterno y es cada vez más caro. No es un asunto de nacionalismo, sino de empezar a pensar en si hay otra alternativa de vida más allá de nuestro esclavizante automóvil y darnos cuenta que la verdadera liberación, consiste en dejar de destinar buena parte de nuestros ingresos en llenar un tanque de gasolina cada vez más cara. Se lo juro, la vida es posible sin automóvil. Hoy, cumplo una semana sin encender mi carro. Muchas Gracias. Feliz fin de semana. DSB