Nuestros demonios permanecen ahí, eternos e inmutables, contemplándonos desde las portadas de sus libros o desde el cartel del cine. De vez en cuando juegan a adaptar a la época algunos accesorios de su ropaje, pero al mirarlos bien a los ojos y encontrar esa expresión familiar descubrimos a nuestros viejos demonios de toda la vida, los omnipresentes compañeros de viaje y pesadillas. Míralos, son los mismos monstruos que nos acompañaban hace un par de siglos, los mismos entes que buscaban perturbarte y hacerte mirar con horror tu lado oscuro. Es como un reciclado Flautista de Hamelin que toca los mismos acordes y nos sigue fascinando con su hechizante canción Mientras los profetas del Apocalipsis de Gutenberg se deleitan tratando de adivinar la fecha en que redactarán el epitafio final de los libros, en los aparadores de las librerías o en las tiendas virtuales de e- books hay ejemplares que se venden como pan caliente. Si la superficie es papel o fibra óptica poco importa. El personaje es el mismo de hace 200 o 300 años. Señoras y señores: con ustedes su viejo amigo el vampiro, acompañado del pirata y el asesino en serie.
Vayamos al aparador de una librería comercial cualquiera y detengámonos a contemplar los ejemplares que están en la mesa principal. ¿Qué es lo que lee la gente al llegar al final de la primera década del Siglo XXI? ¿Cuáles son las ficciones que ocupan sus ratos de ocio?
Vayamos al aparador de una librería comercial cualquiera y detengámonos a contemplar los ejemplares que están en la mesa principal. ¿Qué es lo que lee la gente al llegar al final de la primera década del Siglo XXI? ¿Cuáles son las ficciones que ocupan sus ratos de ocio?