Con el Océano Pacífico como testigo en un domingo en que el verano se decidió finalmente a poner cara de verano, Iker Casillas lloró de felicidad mientras su tocayo tijuanense hacía de las suyas en el andador. Al final, todo queda en la Ikeridad Ikerezka. Sí, quiero mucho a ese país. Un 28 de octubre de 1996, salí de pisa y corre de Amsterdam dispuesto a aprovechar el último día de un eurailpass ajeno, a cuyo titular usurpé. De Holanda a España con raya borrada. 25 horas después, huelga ferroviaria en Bélgica mediante, crucé la frontera por Irún y al caer la tarde llegamos a Chamartín mientras yo tarareaba con emoción aquella rolita de Eskorbuto de “este Maldito País, es una gran pocilga” y la canto con tanto cariño, con tanto apapacho, con todo el amor que siento por ese condenado país del que crecí escuchando historias. Y cantamos por igual el No Somos Nada de La Polla y el Cara al Sol de la Falange y bendito el día en que Francisco Hernández de Córdoba puso un pie en Yucatán Y Andrés Iniesta hizo nido en las redes tulipanescas, Y Arriba Málaga y Bilbao, y Arriba Cervantes y Quevedo, Unamuno y Vila-Matas, Pérez Reverte y Lope de Vega, Goya, Velásquez y mi Rayito Vallecano y Arriba España que les guste o no, a esa Patria nos debemos. Y más respeto para su Madre.
Sunday, July 11, 2010
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