Eterno Retorno

Wednesday, August 06, 2008

El otro yo. Al igual que Pamuk habla del otro Orhan en Estambul, yo también tuve un par de otros yo. El de la portada del disco Every good boy deserves favour de The Moody Blues y el niño de espaldas en la portada del álbum contemplando el tren. Mi madre decía que era yo. Y en cierta forma siempre lo creí. Era pero no era yo, una suerte de nagual prófugo que vivía episodios en mi nombre. De una u otra forma también tuve cierta obsesión y miedo del otro. El Doble. Un día, en un camino, te encontrabas contigo mismo. Si un día alguien tocara a la puerta de mi casa y al abrir descubriera que es mi doble, le zorrajaría un trancazo. Eso decía yo de niño


La Historia de lo que pudo haber sido. La Muerte que caminó a tres metros y cuatro minutos de tu destino. El intrincado tejido de tu laberinto. Lo absolutamente definitivo de cada instante.


La montaña sangra- El lobo está perdido
La montaña convalece. El final se acerca
Tírame un cable a tierra que hoy no conecto y nada puedo desparramar
¿Cuál será la aguja capaz de hacer sangrar ese nervio? ¿El electroshock preciso para sacudir la última neurona?

El día es tatuaje y polvo a la vez ¿Y si torcieras tu destino? ¿Y si dijeras no? La historia que fascina y aterra precisamente por no haber sido.


Estás en donde no se supone que debes estar o pronuncias una frase impronunciable y de pronto le has roto el hocico a lo ordinario.

Rompedor de almas
Heraldo del cataclismo por venir
Algo en mis venas corre a contracorriente
Contra las cataratas de mi sangre nadan las bestias
Rompedor de almas despedázame
Mi mente no conoce de evoluciones ni metamorfosis
Sólo extinción



Cabalgador de la Muerte
Profeta de la Condena
Jinete de infinitos atardeceres malgastados
Esta noche la música es buena
Pero mi cabeza está descargada
Cabalgador de la Muerte ven por mí