Esta mañana al cruzar la garita de San Ysidro por la zona peatonal, el migra me preguntó con todo el aburrimiento de su rutina sobre el contenido de mi mochila: Una camiseta, una grabadora y un libro respondí. Pero cuál sería mi sorpresa cuando el migra preguntó ¿Y qué libro es? A carajo, un migra gringo interesado en el título de un libro. Imaginé que quería encontrar versos coránicos o proverbios de Osama Bin Laden para acusarme de terrorista. Me limité a responder con la verdad: La posibilidad de una isla de Michel Houellebecq.
Es bueno ese Houellebecq, me respondió el migra en español. Te recomiendo Las partículas elementales, no debes dejar de leerlo, me dijo gabacho. La vida te da sorpresas. Moraleja: Nunca subestimes la cultura de un migra.
Esta mañana, cuando iba en el trolley de San Diego a la altura de la Calle H, un gabacho se acercó a mí y me dijo: Hey, you are John Denver. You look exactly like him. Creo recordar que ya alguna persona, gringa también, me había dicho que me parezco al John Denver. Supongo que la forma anárquica y cazueloza en que traigo el pelo y mi camisa de cuadros deben influir bastante en esa apreciación no tan favorable. Lo cómico del caso fue que el gabacho en cuestión, fanático de Denver, pareció motivado por haber encontrado a la réplica de su ídolo y en pleno Trolley empezó a cantar West Viginia in my Heart y la de Thank God Im a Country Boy. Recuerdo que mis padres tenían un casete de este célebre cantante country y que en mi temprana infancia me emocionaba esa rola del Country Boy, pues de niño yo soñaba con vivir en el campo. El gringocho me contó que John Denver había muerto mientras piloteaba su avión sobre el océano Pacífico, al parecer bastante pacheco ydespués siguió cantando. El tipo no paró de cantar hasta que me bajé de Trolley y cuando se despidió de mí me dijo: Good Bye John, be careful with your plane.
Casi sin darme cuenta, al caminar yo también iba tarareando mentalmente las rolitas del Denver, pensando que en realidad la música country me agrada bastante y que en cierta forma cumplí al menos por unos meses mi sueño de ser un country boy. A los 15 años de edad viví en Colorado y Wyoming en zonas rurales alejadas de la civilización, en pueblos habitados por auténticos vaqueros, hombres de campo con un gran corazón. Fue una temporada muy feliz esa de 1989. Conocí paisajes hermosos, ricos en vida salvaje y traté con gente noble y sencilla. Me cuesta trabajo creer que en este mes se cumplen ya 17 años de aquella aventura en Colorado donde conocí las entrañas de la América Indómita. Viajar en una Harley de Fort Collins a Cheyenne, ver bisontes en las praderas, pavos salvajes en la montaña, castores en los lagos, ver cada tarde manadas de ciervos que venían a comer en tu mano, estar en el pico más alto de los Estados Unidos en las Montañas Rocallosas. Ese verano viví algo muy parecido a la felicidad.
Disco del día: Dropkick Murphys, Live on St Patricks Day. Una banda de punk-hard core muy propia de pub, que utiliza gaitas y combina el acelere y la energía punketa con el irish folk. Irlandeses radicados en Boston, estos Dropkick Murphys te alegran el día e irremediablemente hacen que se te antoje una Guiness.
Pronóstico para mañana: México 1 ? 1 Portugal
Es bueno ese Houellebecq, me respondió el migra en español. Te recomiendo Las partículas elementales, no debes dejar de leerlo, me dijo gabacho. La vida te da sorpresas. Moraleja: Nunca subestimes la cultura de un migra.
Esta mañana, cuando iba en el trolley de San Diego a la altura de la Calle H, un gabacho se acercó a mí y me dijo: Hey, you are John Denver. You look exactly like him. Creo recordar que ya alguna persona, gringa también, me había dicho que me parezco al John Denver. Supongo que la forma anárquica y cazueloza en que traigo el pelo y mi camisa de cuadros deben influir bastante en esa apreciación no tan favorable. Lo cómico del caso fue que el gabacho en cuestión, fanático de Denver, pareció motivado por haber encontrado a la réplica de su ídolo y en pleno Trolley empezó a cantar West Viginia in my Heart y la de Thank God Im a Country Boy. Recuerdo que mis padres tenían un casete de este célebre cantante country y que en mi temprana infancia me emocionaba esa rola del Country Boy, pues de niño yo soñaba con vivir en el campo. El gringocho me contó que John Denver había muerto mientras piloteaba su avión sobre el océano Pacífico, al parecer bastante pacheco ydespués siguió cantando. El tipo no paró de cantar hasta que me bajé de Trolley y cuando se despidió de mí me dijo: Good Bye John, be careful with your plane.
Casi sin darme cuenta, al caminar yo también iba tarareando mentalmente las rolitas del Denver, pensando que en realidad la música country me agrada bastante y que en cierta forma cumplí al menos por unos meses mi sueño de ser un country boy. A los 15 años de edad viví en Colorado y Wyoming en zonas rurales alejadas de la civilización, en pueblos habitados por auténticos vaqueros, hombres de campo con un gran corazón. Fue una temporada muy feliz esa de 1989. Conocí paisajes hermosos, ricos en vida salvaje y traté con gente noble y sencilla. Me cuesta trabajo creer que en este mes se cumplen ya 17 años de aquella aventura en Colorado donde conocí las entrañas de la América Indómita. Viajar en una Harley de Fort Collins a Cheyenne, ver bisontes en las praderas, pavos salvajes en la montaña, castores en los lagos, ver cada tarde manadas de ciervos que venían a comer en tu mano, estar en el pico más alto de los Estados Unidos en las Montañas Rocallosas. Ese verano viví algo muy parecido a la felicidad.
Disco del día: Dropkick Murphys, Live on St Patricks Day. Una banda de punk-hard core muy propia de pub, que utiliza gaitas y combina el acelere y la energía punketa con el irish folk. Irlandeses radicados en Boston, estos Dropkick Murphys te alegran el día e irremediablemente hacen que se te antoje una Guiness.
Pronóstico para mañana: México 1 ? 1 Portugal