Eterno Retorno

Thursday, September 29, 2005

Si el Norte fuera el Sur

Con muchísima atención he seguido el interesante debate que han sostenido en la sección de comentarios del post Sueños secesionistas la amiga española Maité y el misterioso sureño anónimo.

Agradezco mucho que el sureño anónimo haya enviado datos puntuales sobre el Producto Interno Bruto de cada entidad. Me gusta mucho que la gente responda con argumentos basados en datos y estadísticas. Al menos así es el periodismo que yo suelo practicar. Es cierto, los números no mienten

Sin embargo, Maité también responde con cifras y en este caso, creo que la española tiene toda la razón. Es absurdo presumir que el PIB del DF y el Edo Mex es superior al de Nuevo León. Vaya, sería el colmo que no fuera así. Una zona superpoblada que por más de 450 años ha sido el centro de la vida nacional y por ende ha atraído todo tipo de capitales, debe tener, necesariamente, un PIB alto. Carajo, si más de 20 millones de tipos se pasean en sus calles, casi siete veces la población de Monterrey, es de esperarse que algo produzcan. Sin embargo, no han sido motor ni fuente innovadora de la economía mexicana. Ustedes los chilangos han tenido históricamente todo a su favor. La bendición del buen clima, la tierra fértil, el desarrollo urbano de la zona. Vaya, únicamente los castigaron con eso de ser zona sísmica, pero fuera de ello, están en una posición ventajosa y privilegiada. En cambio, en el Norte hemos tenido literalmente que sacar agua del desierto y exprimir las ardientes piedras. Cuando miras un lugar como Mexicali, cuesta trabajo creer que en semejante caldera infernal pueda surgir algo parecido al progreso humano y miren. En Sonora, Coahuila y Nuevo León ocurre lo mismo. Hombres trabajadores, tercos y decididos, sacaron agua de donde no la había y generaron riqueza donde solo había tierra seca. La riqueza del Centro de la República es histórica y se remonta al Imperio Mexica. La del Norte se creó con todos los factores en contra y es hija de la inteligencia y la creatividad humana.

Hago unas cuantas anotaciones.

Cualquier trabajador norteño, desde el Gobernador hasta el obrero, te dirá lo que se siente que de cada peso que envíes a la federación con tus altísimos impuestos, te regresen menos de 39 centavos. Analicen las participaciones federales, los criterios para otorgar el Ramo 33. Son absolutamente inequitativos y desiguales.


Les pongo un ejemplo facilito: Yo vivo en una carretera federal. Para llegar a mi casa debo cruzar una caseta de cobro. La Carretera Escénica Tijuana-Rosarito- Ensenada, es junto con la de Acapulco y la de la Riviera Maya la que más recursos genera a la Nación. ¿Y sabes cuánto de ese dinero se regresa a Baja California?
Nada. Esa carretera ya pagó más de cien veces la inversión. Aunque como residente tengo tarjeta IAVE, debo pagar el 50% del valor de esa anticonstitucional alcabala. La misma gente de Capufe me ha confesado que la mayoría de la feria se usa para mantener carreteras del Centro de la República y acá apenas les regresan lo necesario para pagar a los empleados y pavimentar de vez en cuando. Eso es una mierda vil. Con la lana que se paga un domingo, en las carreteras de cuota, se podría pagar la deuda, y comprar muchos kilos de mota, diría el poblano Alex Lora.


Otro comentario: El mejor periodismo del País se hace en los estados del Norte de la República. Los padres de la auténtica libertad de expresión, del periodismo combativo e independiente, somos los periodistas norteños. Mientras los colegas chilangos yacían gozando de los chayotes presidenciales, comiendo de la mano de los funcionarios y haciendo un periodismo aburridísimo, burocrático y anacrónico, periódicos como El Imparcial de Hermosillo, Zeta de Tijuana y El Norte de Monterrey hacían sufrir a la autoridad y ejercían un auténtico periodismo independiente de confrontación directa. No me lo tienen que decir. Yo mismo lo he visto en las mil y un giras presidenciales que he cubierto. Mientras los representantes de medios locales nos la partimos por sacar una nota crítica, novedosa, con algo de imaginación, los huevones reporteros chilangos llegan cómodamente en el pull presidencial y esperan tirados a que salga el boletín. Vaya, me ha tocado ver a reporteros de medios nacionales de la fuente presidencial que con absoluto descaro le piden al corresponsal de su medio que les escriba la nota y se las firme. Cada quien habla como le va en la feria. Lo que yo he visto es que el común de los reporteros chilangos son unos pestilentes huevones chayoteros. No generalizo, pero son la enorme mayoría. (Sí, ya se que los Flores Magón son de Oaxaca y que el Diario Regeneración es el padre del periodismo combativo, pero eso fue en el pofiriato y los norteños fuimos los únicos que marcamos la pauta del buen periodismo en la era priista)

Y bueno, hace poco más de un año, en este mismo espacio, escribí este post, así que cometeré el pecado de repetirlo:

Geografía mexicana según los chilangosLos conocimientos geo-políticos de nuestros hermanos chilangos no son precisamente los de un Alejandro Von Humboldt.Cuando llegué a vivir a la Ciudad de México en 1988 topé de frente con la sacramental ignorancia de miles de chilangos para quienes fuera del DF todo es Cuautitlán y cuyo único acercamiento a lo que llaman discriminatoriamente provincia, es la primaveral Cuernavaca o el infaltable Acapulco de sus reventones.El Norte y la Frontera son para ellos algo así como una ficción amorfa y omnipresente pues en medio de la inmensidad de ese provinciano desierto infinito, rico en buitres y nopales en donde lo mismo encasillan a Durango que a Tamaulipas o Baja California, los chilangos tienden a creer que todo está muy cerca como en el Bajío y que todos nos conocemos. Aclaro que durante los felices cuatro años que viví en México DF hice grandes amigos y conocí a personas que están entre las más cultas y preparadas que he tratado en mi vida, con demasiados viajes para narrar en su anecdotario. En México DF uno se puede encontrar absolutamente de todo y por fortuna yo conocí gente muy valiosa. Desgraciadamente también me encontré con muchísima gente, la mayoría ilustres compañeros burguesoides del Albatros, cuyos conocimientos de geografía mexicana acababan en Polanco.Me llegué a topar con gente que hacía afirmaciones como esta (les juro que no es broma)Favor de imaginar un odioso acento chilango propio de habitante de Tecamachalco o La Herradura: ¿Eres de Monterrey? Ah, órale, que chido, yo tengo un primo que vive ahí en Monterrey, se llama Juan ¿No lo conoces? Ah, bueno, yo creo que lo has de conocer, porque a mí me han dicho que allá salen todos los domingos a la plaza después de ir a la Iglesia y todos se conocen ¿O no? Aunque, bueno, ahora que me acuerdo mi primo no vive exactamente en Monterrey, pero vive en el pueblo de ahí a lado, en Hermosillo, que está bien cerquita, yo creo que sí lo has de conocer a Juan.También me topé con gente que me preguntaba si en Monterrey teníamos delegado como en Coyoacán o regente y si era verdad que los pleitos se dirimían a balazos entre sombrerudos empistolados.Pero no se preocupen. También en Monterrey tengo amigos que piensan que Tijuana es un pueblo en medio del desierto (muy lejos del mar) con 45 grados de temperatura promedio, con una calle polvorienta atiborrada de cantinas y prostíbulos en donde los polleros y narcotraficantes se enfrentan como en el Oeste.Y bueno, digamos que nuestro promedio de muerto por día no ayuda mucho a eliminar esa percepción, pero al menos la Calle Coahuila está pavimentada.