A mano armada
Historia del terrorismo
Bruce Hoffman
Espasa Editorial
Por Daniel Salinas Basave
En cada época de la Historia, la humanidad, o acaso debemos decir el mundo occidental, se las arregla para nombrar sus demonios y definir, entre todas las calamidades y amenazas posibles, a su jinete apocalíptico de cabecera. Ejemplos sobran.
En la Edad Media, la sombra permanente del invasor moro poblaba las pesadillas de los europeos y el terror fue capaz de unir a las buenas conciencias cristianas.
Tras las guerras napoleónicas, los monárquicos de Europa, unidos en Santa Alianza en el Congreso de Viena, trataron de exorcizar al demonio revolucionario que amenazaba al mundo.
En las últimas dos décadas del Siglo XX, el Diablo se llamaba narcotráfico y ni un gobierno que aspirara a llevar la fiesta en paz con Washington, podía mantenerse al margen de la cruzada en su contra.
Pero de golpe y porrazo, al amanecer del Siglo XXI, el narcotráfico fue desplazado del cetro principal del Infierno por un demonio más cruel y maligno: El terrorismo.
Si algo ha definido a los primeros años del nuevo milenio, es la paranoia mundial desatada a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre.
De una u otra forma, el miedo colectivo y el afán de los gobiernos por exorcizar al demonio terrorista, influye directamente en todos nosotros. Cualquier lector tendrá en su anecdotario una historia de revisiones minuciosas en aeropuertos o cruces fronterizos eternos. Nunca antes como ahora el terrorismo había llegado a semejante nivel de omnipresencia universal. Luego entonces, me parece por demás oportuna la lectura de ?A mano armada. Historia del terrorismo?, escrita por el profesor Bruce Hoffman, director del Centro para el Estudio del Terrorismo y Violencia política de la Universidad de St. Andrews.
Más que una historia del terrorismo, labor por demás arriesgada y condenada a priori a la subjetividad, Hoffman, experto en la materia, apuesta por el ensayo.
En una época en que los gobiernos occidentales ven terroristas con tranchete en cada aeropuerto, siempre es bueno hacer un alto en el camino y preguntárnos: ¿Qué es exactamente el terrorismo? Esa es la bienvenida al libro de Hoffman que arranca su ensayo partiendo de definir el terrorismo, una palabra que de acuerdo con el autor, comenzó a utilizarse durante la Revolución Francesa para definir el Régimen del Terror de Robespierre en 1794, aunque a lo largo de estos dos siglos ha tenido un significado cambiante.
Si bien el autor concluye su primer capítulo admitiendo la dificultad de encarcelar al terrorismo en una definición, enumera una serie de elementos imprescindibles si se quiere hablar de terrorismo, como lo es el uso de la violencia, la búsqueda de repercusiones psicológicas en la sociedad y su estructura organizacional infranacional o no estatal, puntos que sin duda le acarrearían un debate con quienes afirman que el terrorismo puede ser hoy en día producto de solitarias conspiraciones.
Una vez desgajada la definición, Hoffman entra en materia analizando el terrorismo etnonacionalista y separatista que marcó la época poscolonial, para luego entrar de lleno en el analisis del matrimonio entre terrorismo y religión y de las organizaciones terroristas de vocación multinacional, para concluir con un análisis psicológico y social sobre las motivaciones mentales del terrorista moderno.
Tal vez sea una obra limitada y a la que se podrá acusar de padecer una visión demasiado occidental del terrorismo, pero que por lo menos da un buen Norte para adentrarse en el fenómeno.
Historia del terrorismo
Bruce Hoffman
Espasa Editorial
Por Daniel Salinas Basave
En cada época de la Historia, la humanidad, o acaso debemos decir el mundo occidental, se las arregla para nombrar sus demonios y definir, entre todas las calamidades y amenazas posibles, a su jinete apocalíptico de cabecera. Ejemplos sobran.
En la Edad Media, la sombra permanente del invasor moro poblaba las pesadillas de los europeos y el terror fue capaz de unir a las buenas conciencias cristianas.
Tras las guerras napoleónicas, los monárquicos de Europa, unidos en Santa Alianza en el Congreso de Viena, trataron de exorcizar al demonio revolucionario que amenazaba al mundo.
En las últimas dos décadas del Siglo XX, el Diablo se llamaba narcotráfico y ni un gobierno que aspirara a llevar la fiesta en paz con Washington, podía mantenerse al margen de la cruzada en su contra.
Pero de golpe y porrazo, al amanecer del Siglo XXI, el narcotráfico fue desplazado del cetro principal del Infierno por un demonio más cruel y maligno: El terrorismo.
Si algo ha definido a los primeros años del nuevo milenio, es la paranoia mundial desatada a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre.
De una u otra forma, el miedo colectivo y el afán de los gobiernos por exorcizar al demonio terrorista, influye directamente en todos nosotros. Cualquier lector tendrá en su anecdotario una historia de revisiones minuciosas en aeropuertos o cruces fronterizos eternos. Nunca antes como ahora el terrorismo había llegado a semejante nivel de omnipresencia universal. Luego entonces, me parece por demás oportuna la lectura de ?A mano armada. Historia del terrorismo?, escrita por el profesor Bruce Hoffman, director del Centro para el Estudio del Terrorismo y Violencia política de la Universidad de St. Andrews.
Más que una historia del terrorismo, labor por demás arriesgada y condenada a priori a la subjetividad, Hoffman, experto en la materia, apuesta por el ensayo.
En una época en que los gobiernos occidentales ven terroristas con tranchete en cada aeropuerto, siempre es bueno hacer un alto en el camino y preguntárnos: ¿Qué es exactamente el terrorismo? Esa es la bienvenida al libro de Hoffman que arranca su ensayo partiendo de definir el terrorismo, una palabra que de acuerdo con el autor, comenzó a utilizarse durante la Revolución Francesa para definir el Régimen del Terror de Robespierre en 1794, aunque a lo largo de estos dos siglos ha tenido un significado cambiante.
Si bien el autor concluye su primer capítulo admitiendo la dificultad de encarcelar al terrorismo en una definición, enumera una serie de elementos imprescindibles si se quiere hablar de terrorismo, como lo es el uso de la violencia, la búsqueda de repercusiones psicológicas en la sociedad y su estructura organizacional infranacional o no estatal, puntos que sin duda le acarrearían un debate con quienes afirman que el terrorismo puede ser hoy en día producto de solitarias conspiraciones.
Una vez desgajada la definición, Hoffman entra en materia analizando el terrorismo etnonacionalista y separatista que marcó la época poscolonial, para luego entrar de lleno en el analisis del matrimonio entre terrorismo y religión y de las organizaciones terroristas de vocación multinacional, para concluir con un análisis psicológico y social sobre las motivaciones mentales del terrorista moderno.
Tal vez sea una obra limitada y a la que se podrá acusar de padecer una visión demasiado occidental del terrorismo, pero que por lo menos da un buen Norte para adentrarse en el fenómeno.