Eterno Retorno

Wednesday, July 27, 2005

Los privilegios de la Clase Media

Desde la lejana y bella Suecia, uno de los países que más admiro en el mundo, el colega bloguero Julio despotrica contra la clase media tijuanense. Le caemos muy mal los clasemedieros por lo que veo.
Cierto, la clase media que tanto desprecia Julio está llena de vicios, prejuicios, complejos e ideas preconcebidas. Yo no me he cansado de burlarme de ello y de burlarme de mí mismo cuando ha sido preciso. Soy un tipo social y económicamente insertado en la Clase Media ¿Qué carajos puedo hacer?
Sin embargo, la Clase Media, si es que es posible generalizar, es el estrato social que tiene más posibilidades reales de tener una visión más amplia de la vida y de su entorno. Una visión que el pordiosero y el millonario jamás en la vida tendrán. Imagina a un hombre que nació inmensamente rico como Hank. Sería imposible explicarle lo que es no tener dinero para pagar la renta o tener que limitar tu despensa a arroz y frijoles. Tampoco le puedes explicar lo que significa viajar todos los días en Calafia de la 5 y 10 al Matamoros (aunque sepan ustedes que una de las extravagancias preferidas de Hank es manejar una calafia) Antes de ser alcalde, jamás conoció una colonia popular y esa mítica e idílica Tijuana sin pavimentar fue para él un inmenso territorio desconocido. Una visión limitada, parcial, absolutamente subjetiva. Tan limitada, parcial y absolutamente subjetiva como la del habitante de la mítica e idílica Tijuana sin pavimentar que por sus limitaciones económicas no tendrá la oportunidad de conocer otra cosa. Dado que su única e inmediata prioridad es sobrevivir, jamás podrá pesnar más allá. Seamos realistas, un habitante de ese Pedregal de Santa Julia que tanto idealiza el buen Julio difícilmente podrá tener una visión muy amplia y diversa de la existencia. Digo, no generalizo, pero las circunstancias se imponen casi siempre. En cambio, el clasemediero, con todos sus complejos y aspiraciones, tiene la posibilidad de conocer de frente universos radicalmente distintos, evaluarlos y compararlos con una visión crítica, si es que la tiene. No desconoce lo que es el esfuerzo, pero tampoco la comodidad. Cierto, puedes ser un clasemediero idiota y consumista que te limitas a malgastar tu vida en el bar de moda o viendo reallity shows en tu casa, pero también puedes ser un clasemediero con un poquito de curiosidad que te preocupes por expandir un poco tus horizontes. Por lo que a mí respecta trabajo (y bastante) para vivir y el dinero nunca me ha sobrado. No vivo de ninguna beca cultural ni del seguro de desempleo de algún país europeo. Se bien lo que es perrearla en esta vida, pero como buenclasemediero tengo gustos y caprichos que me gusta cumplirme, aunque al Julio le parezcan repugnantes. Vaya, yo que culpa tengo de que me guste viajar, de que me gusten los buenos vinos, de que haga un esfuerzo para vivir en una colonia bonita y no en el idílico paraíso sin pavimentar que añora Sueco. Lo siento, pero yo no le encuentro el gusto a vivir entre el lodo, la basura y el vandalismo. Supongo que desde el primer mundo escandinavo donde Julio habita, esos exóticos parajes sin pavimento deben ser tan fascinantes, que acaban por ser objetos idealizados.
Por lo que a mí respecta, ahora sí que en esta Tijuana lo mismo he comido sopa en el albergue Las Memorias en La Morita con los enfermos de Sida o en la Casa del Migrante con los recién deportados, que en el Villa Saverios con un senador o empresario. En mi closet lo mismo hay ropa comprada en el mercado sobre ruedas de la Lucio Blanco que en el Fashion Valley. Las suelas de mis botas han recorrido lo mismo los salones del Palacio de Versalles que las calles sin pavimentar de la 3 de octubre. Ser de la clase media te da estos pequeños privilegios.