Eterno Retorno

Sunday, May 01, 2005

Morir por una idea

Uno de los mejores libros que he leído en los últimos meses, es Reconstrucción de Antonio Orejudo. Una de las mejores frases que pronuncia el personaje Berhn Rothmann, cuando ya se ha olvidado de su lucha anticatólica y es un viejo tipógrafo que vive oculto de la Inquisición, es que nada hay más tonto y absurdo que morirse por una idea.
En la adolescencia se me hubiera hecho una frase abominable. Ahora que soy adulto, empiezo a coincidir con él.. En nuestra cristiana cultura, tan proclive al azotaje, valoramos demasiado el martirio. Después de todo, el martirio es el cimiento de nuestra estructura religiosa. ¿Qué sería el cristianismo sin sus mártires? Morir por, sacrificar el cuerpo y la terrenal vida en pos de algo. Si ese algo es un ideal serás venerado. Sacrificar un cuerpo concreto en pos de un sustantivo abstracto.es el pasaporte al cielo. Eso fue nuestro Siglo XX. Millones de cuerpos concretos inmolados en el altar de las ideas abstractas. Dar la vida por el socialismo, por la libertad de un pueblo, por la igualdad de razas, por un credo religioso, por la supremacía de una nación. Si la vida es de por sí absurda, pretender hacer de su entrega el máximo valor, es el colmo del absurdo.