Eterno Retorno

Wednesday, May 18, 2005

Fox

Nunca me fui con la finta de esa idiota seducción que parecía brotar de la mezcla de un lenguaje entre chistoso y bravucón. Jamás celebré sus ocurrencias ni sus arrebatos ni mucho menos me tragué las promesas mesiánicas de 15 minutos. No voté por él el 2 de julio y consideré su llegada al poder como un mal necesario. Eso sí, reconozco que es un tipo tolerante, que no es mala persona, diría incluso que su extrema inocencia la juega malas pasadas. Un poco de malicia no le iría mal. Pero en fin, convencido estoy de que Vicente Fox será recordado como uno más de los pintorescos personajes que integran nuestro ya de por sí pintoresco bestiario nacional. Un ser de frases ridículas e históricas perogrulladas. Y hasta ahí. Pare usted de contar. No será recordado el apóstol de la democracia, ni el sucesor de Madero ni el sepulturero del priismo, ni como el ángel del cambio como pregonaban quienes chillaban de júbilo la noche del 2 de julio. Pero tampoco habrá argumentos para acusarlo de corrupto, autoritario, déspota y asesino como a tantos y tantos de sus antecesores en el cargo. Después de todo no es un mal hombre. Esa es mi opinión sobre Vicente Fox a quien este día tendré que chutarme por enésima vez en mi vida (honestamente, he perdido ya la cuenta)