Eterno Retorno

Friday, August 08, 2003

Por Daniel Salinas

Diablo Guardián
Xavier Velasco
Premio Alfaguara 2003.


Por alguna razón, le tengo cierta desconfianza a las novelas ganadoras del Premio Alfaguara.
Tal vez llego a sus páginas con cierta predisposición a encontrar literatura light y comercial que asegure a priori varios miles de ejemplares vendidos.
Aunque no ha ganado el prestigio de los premios que ofrecen otras editoriales de habla hispana, lo cual se entiende por su juventud (el premio tiene apenas seis años) el Alfaguara es un manjar apetitoso para cualquier escritor, pues hasta ahora no se sabe de nadie a quien le caigan mal 100 mil dólares, lo que ha provocado que muchas plumas consagradas se inscriban en él.
Después de una terrible decepción con Últimas noticias del paraíso de Clara Sánchez, ganadora del premio en el 2000, el despertar de Poniatowska con La piel del Cielo en 2001, que a mí me dejó con un sin embargo y el cuestionado Vuelo de la Reina de Tomás Eloy Martínez en 2002, el Alfaguara cae en manos de un mexicano que a diferencia de sus antecesores en el premio, era prácticamente un desconocido en el mundo de la literatura comercial.
Se trata de Xavier Velasco, un capitalino habitante de San Ángel cuyo único desafío a la agrafía consistía en una biografía de Saúl Hernández y su banda Los Caifanes.
Por primera vez me encuentro con una novela que si bien no creo que vaya a ser un parteaguas generacional como algunos han mencionado, es bastante más original y ágil que sus antecesoras en el premio (perdón por la odiosa comparación)
También le aporta una buena dosis de credibilidad al Alfaguara, que por primera vez no cayó en un autor consagrado.
Aunque es una novela de más de 500 páginas, la más larga de las premiadas, Diablo Guardián es ante todo ágil, más por el lenguaje que por la rápida sucesión de acontecimientos.
Diablo Guardián es una confesión en primera persona hablada por Violetta, una quinceañera que crece odiando su mediocre condición clasemediera y las ridículas ambiciones de sus padres.
La confesión es hecha a Pig, su Diablo Guardián y fiel devoto, un joven e introvertido escritor que recibe las palabras de Violetta en un casete grabado.
Como no es el propósito de este espacio contar la trama de la novela, baste con decir que Violetta huye de su casa con 100 mil dólares robados a sus padres y se va a vivir a su soñado Nueva York en donde sobrevive con ingeniosas trampas.
Las andanzas de Violetta recuerdan mucho la novela picarseca española y a la vez recoge una añeja tradición de la literatura mexicana de heroínas clasemedieras que conquistan al mundo con sus encantos y su picardía.
Violetta habla en primera persona y su lenguaje es lo más logrado de la novela y lo que le aporta sin duda mayor agilidad.
La estructura de sus palabras es en verdad la de una voz que está contando sus andanzas y el lector tiende a identificarse muy pronto con ella.
En cambio Pig, con quien Velasco recurre a la primera persona, tiene ritmo mucho más lento y por momentos hasta tedioso.
Violetta le cae bien al lector y lo hace reír con sus anécdotas, mientras que Pig resulta un tanto más complicado.
Mucho se ha hablado del supuesto spanglish en que se expresa Violetta algo de lo que yo disiento, pues no se puede hablar de spanglish solo por las constantes expresiones en inglés que utiliza, sin llegar a formar frases completas o a mezclar el lenguaje.
Tampoco es, como han dicho algunos, literatura fronteriza. Para nada. Como se ve que estos “críticos” no han leído Lejos del noise de Rafa Saavedra donde sí hay auténtico spanglish y sí se pude hablar de una esencia absolutamente fronteriza.
Hay quien dice que Diablo Guardián es la consecuencia literaria del éxito de películas como Amores perros Y tu mamá también.
Me parece un paralelo simplista, aunque la gran difusión que tiene Alfaguara provocará que muchos jóvenes de la generación Y tu mamá también se animen a leer un libro de medio millar de páginas, además de que por primera vez una novela mexicana que podría catalogarse de juvenil (por la temática no por la edad de su autor conste) será bien distribuida en librerías de España y Argentina, lo cual también es muy sano para literatura mexicana.
Y es que aunque Velasco no es lo más innovador del mundo ni creo que se transforme algún día en mi escritor de cabecera, sin duda podrá enseñar a los lectores de otros países, gracias a la gran penetración de su editorial, que en México no solo de Paz y Fuentes vive el hombre.