Día de compras

Hoy fue un día de compras rápidas. Una escapadita en medio de la alta mar laboral. Quería tener listo el regalo de Caroli-na. Sí, seguramente el improbable lector imagina que soy un prototípico consumista que va y compra corazoncitos para el Día de San Valentín. La respuesta a la duda es No. La razón por la que nosotros celebramos tan puntual y emotivamente el 14 de febrero, fue porque en ese día, hace cuatro años, empezamos a vivir juntos. No escogimos la fecha. Ese día nos entregaron el depa que habíamos rentado y yo simplemente saqué una cuantas chivas de la casa de mis padres. Mera casualidad, pero para nosotros es el auténtico Día del Amor y como tal lo festejamos. Al final me decidí por una gabardina y una chamarrita de la Charlotte. Espero le gusten.
Consumista y vicioso como soy, cedí a la tentación de comprarme una antología de cuentos de Gogol que me costó 62 pesos. Pensé que hoy tendría más tiempo para leer, pero me equivoqué. También fui a pasar lista a la Ciruela y me compré un disco de Rhapsody, concretamente el Power of the dragon flame (tercera compra discográfica del año) a un costo de 60 pesos, pues es de esos ejemplares destinados para promoción en las estaciones de radio y cuya venta está prohibida, excepto para los ciruelos, que siempre consiguen material por el estilo.
Por supuesto me quedé con ganas de más. Casi siempre sucede lo mismo. Estaba el Death is just the begining VII. Está com-pilación de la Nuclear Blast, empezó siendo de puro death y hoy en día es una recopilación de lo más completa que baraca todo tipo de géneros, pero se sigue llamando igual. Se incluyen bandas que nada tienen que ver con el death tales como Ma-nowar, Startovarius, Hamerfall y hasta S.O.D. Costaba 210 pesos y mi dictado superyoíco me reprimió. También había dos discos de Lucca Turelli como solista y una compilación de Obituary. Siempre me quedo con las ganas. Pero basta de consumismo musical y literario, al menos por esta semana.