Fragmento de un intento de noveleja que con uñas y dientes se resiste a ser abortada.
"Pero hasta la culpabilidad parace estar amodorrada esta mañana. Es como si el taladro que siente en la cabeza fuera capaz de extirparle todo razonamiento. Ni siquiera tiene ganas de escuchar música y solo acierta a clavar la mirada en el Oceano Pacífico.
Aunque sabe de su poder de sugestión, no deja de atribuir a un castigo divino esa manía de despertar tan temprano de sus parrandas más inconscientes. Parece que se tratara de un principio matemático; a mayor cantidad de alcohol, cocaína e inconsciencia en la cabeza de Ariel Zazueta, menos horas de sueño tendrá derecho a gozar. Ahora delante de él están los 87 kilómetros que aún lo separan de Tijuana y un domingo insufrible en el que por más esfuerzos que haga, no le será dado conciliar el sueño".
"Pero hasta la culpabilidad parace estar amodorrada esta mañana. Es como si el taladro que siente en la cabeza fuera capaz de extirparle todo razonamiento. Ni siquiera tiene ganas de escuchar música y solo acierta a clavar la mirada en el Oceano Pacífico.
Aunque sabe de su poder de sugestión, no deja de atribuir a un castigo divino esa manía de despertar tan temprano de sus parrandas más inconscientes. Parece que se tratara de un principio matemático; a mayor cantidad de alcohol, cocaína e inconsciencia en la cabeza de Ariel Zazueta, menos horas de sueño tendrá derecho a gozar. Ahora delante de él están los 87 kilómetros que aún lo separan de Tijuana y un domingo insufrible en el que por más esfuerzos que haga, no le será dado conciliar el sueño".