Eterno Retorno

Saturday, March 23, 2024

Nada de lo que hoy vemos permanecerá

 


Contra viento y marea, el propósito de caminar y trotar de manera constante se ha mantenido firme en este 2024. Después de la hazaña de cruzar la Baja de mar a mar, me he aferrado a mantener la disciplina de recorrer de seis a siete kilómetros diarios. A veces más, a veces menos.  El problema es que el entorno no siempre te la pone fácil. Yo estaba muy feliz yendo cada mañana a la pista olímpica del Imder Rosarito después dejar a Ikercho en la escuela, pero resulta que la han cerrado para repararla y todo hace indicar que el cierre, al puro estilacho rosaritense, va para largo. Mi plan B ha sido ir a recorrer los senderos aledaños al Baja Center. Hay uno que otro perro salvaje rondando por ahí y la lluvia suele dejar las veredas enlodadas, pero la experiencia es relajante. En esta época las colinas están alfombradas de flores amarillas (que durarán menos de dos meses y para mayo estarán secas). Los conejos corretean por los caminos y los cuervos y gavilanes surcan el cielo nublado. Pero claro, mientras camino me es inevitable no sentir nostalgia anticipada. Nostalgia por esas veredas campestres que más temprano que tarde estarán pavimentadas e infestadas de carros en perpetuo congestionamiento. Nostalgia por las laderas que estarán cubiertas de fraccionamientos, centros comerciales y casetas de seguridad. Nada de lo que hoy vemos permanecerá. Tan solo el Pacífico en el horizonte y sus estáticos barcos como hologramas y las torres en ruinas del Desbarrancadero resort recortando el atardecer con su herrumbre.