FUKUOKA LECTORA
Fukuoka me recibe con un
mar de libros. Nuestro hotel es también biblioteca y a una cuadra de ahí hay
una librería de cuatro pisos. No, no entiendo absolutamente nada y sin embargo
al estar ahí me siento en mi sitio y puedo pasar horas mirando portadas y
oliendo páginas cuya lengua, aunque no comprendo, es capaz de embrujarme.