![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWgMdOE_uNJgScgBQZkqi_1Fzbb54i4ghkH39U1tlA3D3zt4YIPlpGERitspIOz3TTMNMDAQQB9wC8CRbBQ36EpT2y_uDX_9qP6Tj8d9ZAtKIRk5tWBkMphg4nnfvFLxqy6sA0/s320/FLYER+UNEA.jpg)
Recibí como regalo un librote de Mark Twain. Qué digo librote: aquello era un ladrillo de dos toneladas, con forma de escalera piramidal y con papelitos bíblicos intercalados entre las páginas. En la portada (pero de eso no estoy seguro) el prototípico rubiecito de pecas y sombrero de paja. Era Tom Sawyer, of course y yo lo agradecía de mil amores, pero consciente de que no lo leería nunca. Acaso la libre asociación de Tom Sawyer me llevó al plano bifocal de Rush, donde cámara y bocina se dividían entre una tocada garagera de 1974 (con un par de headbangueros hipitorxos prófugos de Avándaro) y otra de la banda consolidada en sus épocas más progres. La secuencia de Finding my Way y alguna rola más de sinte atmosférico (Subdivisiones) sonando al mismo tiempo.
(dos veces escupí en la alfombra de una restaurante inmerso en una junta laboral a priori condenada a no llegar a nada. Escupí y acaso esa fue mi aportación más honesta… )