de pendencia y caguamazo
Era arrabalera esa virgen chola de pendencia y caguamazo, una madona pandillera capaz de impregnar el ambiente de pura víspera infernal. Los pochos le encienden velas y la celebran bebiendo a pico de botella y armándola de pedernal entre grafiteadas esquinas malandras en Lomas del Porvenir. La virgencita ni se inmuta.
Por aquellas callejuelas infonaviteras de cryko barato y malandrada hay una sucursal de librería El Día en donde los aspirantes a palabrero hacen de las suyas sobre unas sillas de plástico formadas en círculo. Les sorprende e incomoda mi repentina aparición, pero yo voy en pos de un libro (sin duda un librazo) que don Alfonso me ha dejado apartado. ¿Llevo acaso una negra sudadera del Lets start a war de Exploited? ¿Me pongo en plan de punketo veterano? Lo cierto es que hociconeo de más y hablo de tocadas a las que nunca acudí (GBH, y el Guati bajado a punta de chingazos en algún arrabal de Neza). No brotaron aletas cetáceas entre los eternos baches del edén arrabalero, pero sí la intuición de estar dando forma a algún engendrito ensayero, un diarito tijuano de Renzi, un compulsivo liberar vivencial palabreja.