Una adorable catástrofe
Hoy hace exactamente un año que esta adorable catástrofe
llegó a nuestras vidas. Fue el domingo 29 de agosto de 2021 cuando Iker lo
encontró solito en el parque y así, sin decir agua va, nos empezó a seguir
hasta la puerta de nuestra casa. Qué perro más raro y chistoso, dijimos al
verlo. Pata corta, torso largo y carota de chiste. Le ofrecimos de comer y
limpió el plato. Iker tenía miedo de que
lo atropellaran o lo atacara un perro más grande y propuso que lo guardáramos
hasta que apareciera su dueño. 365 días han transcurrido y sus dueños es fecha
que no aparecen y a estas alturas él ya se asume amo y señor de esta casa. Lo
bautizamos con el solemne nombre de Pappo, aunque en los bajos fondos es
conocido como El Guarumo o el Pappomixtle. Es demandante, encimoso, disruptivo
y caótico, pero está lleno de amor y es un derroche de cariño y arrumacos. Desde
el principio él mismo se asumió y actuó como si fuera un miembro de la familia de toda
la vida. Es buenote, noble, juguetón, terco y terriblemente emocional. Te
recibe a brincos y lamidas y si algún día vienes a esta casa, la única
certidumbre es que su presencia no te pasará desapercibida. Al principio habíamos
pensado en donarlo a algún un
restaurante chino para que lo hicieran carnitas coloradas, pero a estas alturas
de la vida, todo hace indicar que este canijo ya nos robó el corazón. Hay
catástrofes que son adictivas.