Eterno Retorno

Saturday, October 10, 2020

imaginar danzas macabras

 Desde hace un tiempo me ha dado por imaginar danzas macabras en los sitios más improbables. La dance macabre, son un subgénero de grabados surgidos a raíz de la gran Peste Negra del Siglo XIV y su intención es recordarnos la omnipresencia de la muerte en cada momento de nuestra vida. En una escena de mundano gozo, la parca se sienta junto al rey o junto al señor feudal como comensal del banquete, pero también cabalga en ancas junto al caballero o labra la tierra junto al agricultor. 

Desde hace tiempo me ha dado por imaginar cómo nos narrarán en el futuro lejano, cuando estos días sean remotos ayeres y nosotros puro polvo de olvido. Concebir la escena en la que estoy inmerso como un gran cuadro de época. Estando en esta alberca bajo estas palmas no es difícil imaginarme dentro de una estampa de decadencia romana, la desesperada e infructuosa búsqueda del placer en medio de la catástrofe. Una piscina repleta de  cuerpos alcoholizados bajo el látigo  del sol peninsular, sudorosas anatomías a medias deseantes en  medio de un mundo infecto que se desbarranca hacia su abismo.

Somos un cuadro de época, un mural que capta un momento muy concreto en la historia de la humanidad: hedonistas irredentos en tiempos del Covid, podría titularlo el artista. Pepenadores del placer en la era pandémica, burgueses inmersos en goces ordinarios. Hace siete meses la escena de esta alberca habría sido casi idéntica de no ser por un detalle:  muchos de los personajes del cuadro ahora lucen cubrebocas y en los alrededores sobra el gel antibacterial.

Imaginemos al virus como un verde espectro reptante y latente acechándonos en cada improbable rincón. Es el fantasma de la Máscara de la Muerte Roja recorriendo los salones del Príncipe. Nos asoleamos, bebemos, pero de pronto recordamos que no muy lejos de aquí debe haber un inmundo moridero de hospital público en donde los covideños perecen entubados. La católica culpa inyecta su dosis de incomodidad a nuestro disfrute, pero seguimos, bebiendo. Beben y beben y vuelven a beber.