¿Conque reto Anagrama, eh? Se ponen con Sansón a las patadas. Sobres, ahí les voy. Acaso deba empezar por decir que es la editorial con una mayor representación en el parlamento de mi biblioteca. No me da por hacer inventarios muy a menudo, pero hace rato debemos haber superado los 350 representantes. En algún momento, a mediados de los 90, era un vicio simplemente impagable. No es sencillo para un estudihambre pagar más de 400 pesos por un libro (en aquel entonces me parecían más caros que los Acantilado, Atalanta e Impedimenta de la actualidad). Con mis primeros sueldos de reportero en El Norte pude comprar los ejemplares inaugurales de mi colección en 1997. Empecé Irvine Welsh (Trainspotting y Acid House) y Bukowski (en aquel entonces me podía). Ya después descubriría a Piglia, Tabucchi, Auster, Vila-Matas, Houellebecq, Calasso, Carrére, Kureishi. Mi última adquisición, hace dos semanas, fue Ahora me rindo y eso es todo de Enrigue que todavía no leo. A la fecha sigue siendo la única editorial que compro a ciegas, aún sin tener referencia alguna del autor o del libro, confiado solamente en el poder de la bendición de Jorge Herralde. Justo es señalar que el porcentaje de decepción ha sido mínimo (tal vez Knausgard y algunos españoles recientes haya sido lo único más o menos soso). La distribución de Colofón (y ahora de Océano) y la mejora en mis ingresos aligeraron el costo de la adicción anagramil. A la editorial de Herralde le debo la lectura de muchos de los libros que me han marcado el camino y que más me han influido. Tal vez un injusto y subjetivísimo top de Anagramas podría ser este.
Plata quemada o El último lector de Ricardo Piglia (casi todos los de Piglia para ser honesto)
Leviatán o Diario de invierno de Paul Auster (casi todo Auster para andar sin rodeos)
Sueño de sueños o Sostiene Pereira de Tabucchi
Casi nunca o Ese modo que colma de Daniel Sada
Las partículas elementales o El mapa y el territorio de Houellebecq
Limónov de Emmanuel Carrére
Tren nocturno de Martin Amis
Intimidad o El Buda de los suburbios de Kureishi
El hombre sin cabeza de Sergio González Rodríguez
Viva de Patrick Deville
París no se acaba nunca de Vila-Matas
Zona de obras de Leila Guerriero
Los cínicos no sirven para este oficio de Kapuscinski
Fiebre en las gradas de Nick Hornby
Librerías de Jorge Carrión
Los living de Martín Caparrós
El vals de Mefisto de Pitol
En la orilla de Rafael Chirbes
Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez
Seda de Baricco
De eso se trata o La utilidad del deseo de Juan Villoro
Nada se opone a la noche de Delphine de Vigan
Windows of the world de Beigbeder
Acid House de Irvine Welsh
Llamadas telefónicas de Bolaño
Por supuesto faltan un montón y como toda clasificación es pavorosamente subjetiva e injusta. En cualquier caso, contra este vicio no hay centro de rehabilitación posible. Queremos tanto a Anagrama. Felices 50 editorial favorita.
Monday, January 21, 2019
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