Tú tenías menos de dos meses de haber ingresado a trabajar a El Bordo y en tu calidad de reportera novata debías hacerla de comodina cubriendo los descansos de toda la tropa, soportando sesiones nocturnas de Cabildo o eventitos intrascendentes condenados a ser nota breve de dos párrafos en la página nueve mientras soñabas con que la calle te regalara las historias que plasmarías en la más negra novela parida por las calles tijuanenses: Tj Noir de Ipanema Dávila. La frase vendedora de contraportada la firmaría Camilla Lackberg o por qué no algún rudo como James Ellroy.
Balbina Ángeles, tu editora, te pidió paciencia. Pica un poco de piedra y demuestra que puedes. Ya llegará el momento de encontrar tu posición en el equipo. Lo de mandarte de reportera nocturna tras la renuncia de Mascorro fue idea de Ramiro Reyes, el calvo director editorial, quien deseaba hacerte sufrir con la novatada seguro de que antes de una semana le rogarías que te sacara de ese infierno. Él accedería recalcándote que estabas en deuda y que en su momento esperaría ver retribuido el favor. Al pelón RR le encantaba ir engatusando a las reporteras jovencitas y hacerlas sentir que le debían su supervivencia en esa hostil redacción. Grande fue la sorpresa del calvo cuando pasaron quince días y tú seguías tan campante en tu papel de princesa nocturna. Te bastaron unos días para reparar en que si de verdad deseas ser la Patricia Highsmith tijuanense, el puesto del Carnitas Mascorro es tu sitio en el mundo.
Friday, April 01, 2016
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